viernes, 28 de septiembre de 2012

ACTIVIDAD EN GRUPO


TEORIA Y POLÍTICA DEL COMERCIO INTERNACIONAL


 

Ricardo en su obra Principios de economía política y tributación de 1817 sentó las bases teóricas que explican las ventajas que las naciones pueden lograr por medio del comercio internacional, y J.S. Mill explicó cómo se distribuyen estas ventajas entre los países. Además formuló la ecuación de demanda internacional y la teoría de la demanda recíproca, que superaba y corregía en ciertos aspectos la teoría de Ricardo de sus Principios de economía política de 1848. Ya entrado el siglo XX, en 1933, la teoría clásica se vio ampliada por el modelo Heckscher-Ohlin o de las proporciones factoriales, con lo que quedaba configurado el marco teórico que explicaba el por qué del comercio internacional.

 

Adam Smith presentó las ventajas del librecambio en La riqueza de las naciones (1776), pero se limitó a decir que las mercancías se producirían allí donde los costos fuesen menores. Correspondió a Ricardo introducir el concepto de ventaja comparativa, a través de su famoso ejemplo de la producción de vino y paño en Inglaterra y Portugal. Explicó, cómo, aunque un país tenga una ventaja absoluta (pueda producir ambos bienes con un menor costo que otro), le convendrá importar aquel bien en cuya producción sea relativamente menos eficiente y exportar aquel bien en cuya producción sea relativamente más eficiente. Del mismo modo un país que no tenga ventajas absolutas en la producción de ningún bien puede beneficiarse del comercio internacional si se especializa en la producción de aquel en el que su producción es relativamente más eficiente. En cambio, si un país produce ambos bienes de modo más o menos eficiente que otro, pero en igual grado, es decir, si no goza de ventaja comparativa en ninguno de ellos, no podrá obtener ninguna ganancia del comercio internacional. Por lo tanto, la pauta de producción de un país viene determinada por su ventaja

comparativa.

 

El avance de J.S. Mill es el estudio de cómo se repartirán los beneficios del comercio entre ambas naciones. Para desarrollarlo se basa en el análisis ofertademanda (en el que no había entrado Ricardo), y explica cómo la distribución de las ganancias del comercio depende de los precios relativos de los bienes que un país produce. Pero como para determinar dichos precios relativos es necesario analizar la oferta y demanda relativa de bienes, lo que J.S. Mill logra es incluir el análisis del comercio internacional, basada en los costos comparativos, como un caso particular de su análisis general de la demanda recíproca cuyo centro es la ecuación de demanda internacional. O al contrario, también podemos entender que el caso general es la teoría de los valores internacionales mientras que la teoría de los valores interiores es un caso particular que se basa en la plena

movilidad de factores. En palabras del propio J.S. Mill: “Los productos de un país se cambian por los de otros países a los valores que se precisan para que el total de sus exportaciones pueda exactamente pagar el total de sus importaciones. Esta ley de valores internacionales no es sino una ampliación de la ley general del valor, a la que hemos llamado ecuación de la oferta y la demanda. [] De modo que la oferta y la demanda no son sino otra forma de expresar la demanda recíproca”. O dicho de otro modo, la ecuación de demanda internacional asegura que se alcanzará un equilibrio en los mercados internacionales, gracias a la “competencia” entre compradores y vendedores, o ley de oferta y demanda, de modo que el precio del total de bienes que el país importador desea recibir coincida exactamente con el del total de bienes que el país exportador desea enviar.

La conclusión más importante que se extrae del análisis de J.S. Mill sobre los valores internacionales es que la proposición el comercio es beneficioso es incondicional. Por lo tanto no es indispensable que un país sea competitivo para beneficiarse del comercio internacional. Y es justamente en aquellos pasajes en los que J.S. Mill se dedica a exponer por qué los impuestos, aranceles y demás medidas proteccionistas no benefician al conjunto de las naciones, donde encontramos las afirmaciones más contundentes en contra de cualquier limitación

al libre comercio internacional.

 

Ya en el siglo XX, con la obra de B. Ohlin Comercio interregional e internacional, de 1933, se produce un avance significativo en la teoría del comercio internacional. Entra en juego una “nueva” explicación que viene a complementar a la teoría de la ventaja comparativa para dar lugar a la teoría tradicional o neoclásica del comercio: la teoría de la proporciones factoriales o modelo Heckscher-Ohlin. Según esta teoría y en palabras del propio Ohlin: “… generalmente los factores abundantes son relativamente baratos y los factores escasos relativamente caros en cada una de las regiones. Aquellas mercancías que en su producción requieren una buena cantidad de los primeros y pequeñas cantidades de los segundos se exportan a cambio de bienes que utilizan factores en la proporción inversa. Así, indirectamente, los factores cuya oferta es abundante se exportan y aquellos otros con oferta más escasa de importan”; o dicho de otro modo, los países tienden a importar bienes que son intensivos en los factores en los que tienen oferta escasa y a exportar aquellos intensivos en los factores de los que tienen oferta abundante.

 

Para que las conclusiones de la teoría sean válidas es necesario que se cumplan una serie de supuestos restrictivos; estos supuestos son: existen dos países, dos bienes y dos factores productivos (trabajo y capital); los bienes son perfectamente móviles entre los países (no hay costos de transporte ni impedimentos al libre comercio), mientras que los factores se mueven libremente entre las dos industrias dentro de cada país, pero no pueden desplazarse de un país a otro; existe competencia perfecta en los mercados de bienes y factores, que se vacían completamente a los precios de equilibrio; las funciones de producción de ambos países son iguales y presentan rendimientos constantes de escala y productos marginales decrecientes para ambos factores; tanto la tecnología disponible por ambos países para producir ambos bienes como sus avances se incorporan de modo instantáneo a los procesos productivos sin coste alguno; las preferencias de

los agentes son idénticas en ambos países.

 

Esta teoría supone un desarrollo que supera a la de la ventaja comparativa, pero no representa una modificación radical de los principios de Ricardo y J.S. Mill. Las causas que explican el comercio siguen siendo las mismas (los países son diferentes y sus producciones se complementan entre sí) pero el nuevo modelo aporta una solidez que, una vez formalizada por Samuelson, se convirtió en doctrina absolutamente dominante en el campo de la teoría económica.

 

¿Explica el modelo neoclásico el comercio internacional hoy? Parece ser que no, o al menos no completamente. Esta teoría flaquea en algunos sentidos a la hora de explicar los intercambios internacionales debido, básicamente, a unos supuestos excesivamente restrictivos. Al incorporar en el análisis la competencia imperfecta y los rendimientos crecientes de escala aparecen nuevas explicaciones de por qué se comercia mientras que consideraciones acerca de las externalidades tecnológicas, la concentración oligopolística de determinadas industrias y las curvas de aprendizaje podrían justificar políticas comerciales distintas del laissez faire.

 

En síntesis, de la teoría neoclásica podemos decir que ésta entiende el comercio internacional como un juego en el que todos ganan, y no una lucha en la que hay vencedores y vencidos. Naturalmente las naciones competirán por conquistar nuevos mercados para vender en ellos sus productos, pero ver el comercio internacional como una guerra en la que hay que proteger nuestros mercados y vencer al enemigo (las otras naciones) sería, según la teoría tradicional del comercio internacional, un error.

 

La Nueva Teoría del Comercio Internacional


 

La teoría neoclásica del comercio internacional postula que éste se explica a través de la ventaja comparativa. Cada nación producirá aquellos bienes en los que goce de una ventaja relativa y mediante el intercambio los distintos países se complementarán, sacarán provecho de sus diferencias. De este modo las diferencias de recursos, capacidades de la fuerza laboral y características del factor capital de los distintos países determinarán los patrones del comercio internacional.

 

Las predicciones que se desprenden de esta teoría son, por ejemplo, que los países más desarrollados exportarán manufacturas e importarán productos no elaborados, mientras que los países en vías de desarrollo importarán manufacturas y exportarán productos no elaborados (materias primas y alimentos) debido al diferente precio relativo de sus factores. Este tipo de intercambios mejora el bienestar mundial ya que el comercio puede entenderse como un método indirecto de producción. “en vez de producir un bien por sí mismo, un país puede producir otro bien e intercambiarlo por el bien deseado. [] Cuando un bien es importado es porque esta “producción” indirecta requiere menos trabajo que la producción directa”. Sin embargo esta visión, según la cual los países son complementarios en su producción no se ajusta a la realidad. Según nos dice la teoría tradicional, como los países se complementan en sus producciones todo el comercio debería ser interindustrial (el comercio intraindustrial no tiene por qué existir).

 

A partir de la creación de la CEE en 1957, los expertos en comercio internacional se percataron de que los intercambios entre estas naciones europeas (todas ellas economías desarrolladas), aumentaron espectacularmente a raíz de la unión aduanera, pero que este comercio no respondía a la pauta del modelo Heckscher- Ohlin-Samuelson de complementariedad productiva entre naciones (comercio interindustrial), sino que era, en gran medida, intercambio intraindustrial. Este sorprendente hecho hizo preguntarse a los investigadores cómo se explicaban esos intercambios, y este fue uno de los puntos de partida de las nuevas explicaciones del comercio internacional, que centraron su análisis en suavizar los supuestos del modelo neoclásico (rendimientos constantes, mercados perfectamente competitivos y ausencia de externalidades).

 

Las causas que explican el elevado comercio intraindustrial de los países más desarrollados son las economías de escala y las imperfecciones de los mercados, especialmente la importancia de la diferenciación de productos (competencia monopolística). Las ventajas de los rendimientos crecientes de escala (que no eran tenidos en cuenta por la teoría tradicional) sumados a la diversificación de la demanda en los países desarrollados (que hace que ningún país pueda satisfacer completamente la diversidad de productos que incluyen las funciones de utilidad de todos sus diversos y heterogéneos consumidores), han abierto la posibilidad a nuevas explicaciones de por qué se comercia, así como explicaciones de las “nuevas” ventajas que suponen los intercambios internacionales (tanto para los consumidores como para los productores) derivados de la relajación de los supuestos de la teoría tradicional.

 

Una vez señalada esta “divergencia” entre la teoría tradicional y la nueva en lo que respecta a las economías de escala y al comercio intraindustrial continuemos analizando qué conclusiones se derivan de la teoría tradicional con respecto al bienestar y a la política comercial que deben seguir los gobiernos.

 


La Teoría Tradicional, el Bienestar y la Política Comercial


 

El intercambio internacional mejora el bienestar mundial. El comercio internacional permite que muchos de los bienes que se demandan en un país, porque forman parte de las funciones de utilidad de los ciudadanos, lleguen a sus manos. Sin este intercambio, como ningún país es capaz de satisfacer completamente la demanda de bienes que hacen sus ciudadanos, especialmente en el caso de las economías más desarrolladas, el bienestar sería menor. De la anterior reflexión se deduce inmediatamente que una política comercial que obstruya el libre cambio perjudica el bienestar de los ciudadanos porque no permite que la economía alcance un óptimo de Pareto.

 

La teoría tradicional se basa para no justificar políticas comerciales activas en que en todas las industrias existe competencia, por lo que no hay fallos de mercado que deban ser corregidos por el estado. En una industria que funciona en competencia perfecta el precio se iguala al costo marginal, no hay beneficios extraordinarios a largo plazo, sólo beneficios contables. Si una industria presenta precios por encima del coste marginal nuevas empresas entrarán en la industria y el precio bajará hasta igualarse al coste marginal, con lo que los beneficios extraordinarios desaparecerán. Es la competencia la que elimina los beneficios extraordinarios. Si todas las industrias funcionan de este modo no existen sectores que sean más valiosos en el margen (ya sea porque en ellos existan beneficios extraordinarios o porque produzcan efectos externos positivos que reviertan en beneficio de toda la sociedad), es decir, no existen industrias estratégicas. Por lo tanto, cualquier tipo de política industrial, tanto a nivel interno como de ayudas a la exportación, sólo distorsionará el mercado creando ineficiencia y desplazando recursos de unos sectores a otros de modo “antinatural” y completamente injusto para las industrias y/o empresas no seleccionadas.

 

Para que la competencia perfecta sea una realidad deben cumplirse una serie de supuestos: no deben existir barreras de entrada a la industria, el bien que ofrecen todas las empresas debe ser homogéneo, debe haber información perfecta y no debe haber ningún tipo de poder de mercado, es decir, ningún comprador ni ningún vendedor deben poder influir sobre el precio de mercado del bien.

 

Si observamos la realidad, comprobaremos que para ciertos bienes como el café o ciertos minerales todos estos supuestos se cumplen, pero en la mayoría de los casos encontramos que algunos o todos los supuestos de la competencia perfecta se violan. Resulta fácil pensar en industrias que no sean perfectamente competitivas. Los casos más claros se encuentran en industrias de alta tecnología, como la aerospacial, la robótica o la electrónica pero no es necesario que sean industrias en las que el bien producido alcance un altísimo precio como las anteriores. Hoy en día prácticamente todas las empresas intentan diferenciarse de sus competidores de una u otra manera, independientemente del tipo de bien que produzcan. Incluso en sectores en los que tradicionalmente el bien intercambiado era perfectamente homogéneo, como por ejemplo los alimentos, hoy las empresas intentan desarrollar mediante la publicidad una diferenciación del producto. Por su parte, en sectores de bienes de consumo elaborados (electrodomésticos, automóviles, bebidas, etc. ) los mercados funcionan cada vez más en forma de competencia monopolística.

 

En competencia perfecta las empresas, al enfrentarse a una curva de demanda infinitamente elástica (son precio-aceptantes), tan sólo pueden subir el precio hasta que se iguale al coste marginal mientras que en monopolio, las empresas, como se enfrentan a una demanda con pendiente negativa, subirán el precio de modo que igualen el ingreso marginal al coste marginal (siempre que no haya leyes que lo eviten), con lo que el equilibrio del mercado se situará en un punto al que corresponden un precio mayor y una cantidad menor que en el caso competitivo.

 

La Política Comercial Estratégica


 

La podemos definir como aquella política comercial que un gobierno instrumenta mediante la intervención y la regulación y que va destinada a modificar la interacción estratégica que se produce en determinados sectores entre empresas nacionales y extranjeras en el ámbito internacional. Estas acciones, que suelen instrumentarse a través de la política industrial, intentan favorecer a las empresas nacionales frente a sus rivales extranjeras. Quienes apoyan estas prácticas defienden que, dadas las imperfecciones de los mercados, hay buenos motivos que

justifican una política industrial activa.

 

Nos referiremos fundamentalmente a los dos argumentos: los beneficios extraordinarios que aparecen en mercados oligopolísticos con fuertes barreras de entrada y que podrían justificar subsidios a la exportación y la importancia de las externalidades tecnológicas de determinadas industrias que justificarían también un apoyo gubernamental a través de una política industrial.

 

EL AMBIENTE DEL COMERCIO EXTERIOR


 

Importancia del Comercio Mundial


 

EI comercio mundial ha adquirido una importancia hasta ahora desconocida para la comuni­dad global. En siglos pasados, el comercio se realizaba en un plano internacional, pero nun­ca tuvo el impacto amplio y simultaneo en países, empresas e individuos que tiene hoy. En tres décadas, el comercio mundial se ha extendido de 200 mil millones a casi 7 billones de dólares según la Organización Mundial de Comercio. Ese crecimiento es único, en particular, ya que el crecimiento del comercio. en el ámbito global casi siempre ha superado el crecimiento de la economía domestica en las ultimas décadas. En consecuencia, muchos países y empresas han considerado muy deseable convertirse en participantes importantes del marketing inter­nacional.

 

La Cortina de Hierro se ha desintegrado, presentando un amplio rango de nuevas oportu­nidades de marketing a pesar de estar en medio de la incertidumbre. Las empresas invier­ten a escala mundial, con el resultado de que industrias enteras cambian su ubicación. La especializaci6n internacional y el abastecimiento cruzado han hecho la producci6n mucho más eficiente. Nuevas tecnologías han cambiado la forma como hacemos negocios, permitiéndonos aportar y recibir productos de todo el mundo al usar Internet. Como resultado de ello, consumidores, líderes sindicales, hacedores de políticas y en ocasiones hasta las empre­sas mismas encuentran que les es más difícil definir donde se hizo un producto en particular.

 

Existen bloques comerciales como la Unión Europea, el TLCAN en América del Norte, el MERCOSUR en América Latina y el ASEAN (ANSA) en Asia. Estos bloques fomentan las rela­ciones comerciales entre sus miembros, pero, a través de sus reglas y estándares, también afectan los flujos comerciales y de inversión de países no miembros.

 

Individuos y empresas han reconocido que compiten, no solo en el campo doméstico, si­no en el global. El comercio mundial ha hecho surgir enlaces globales de mercados, tecnolo­gía y estándares de vida antes desconocidos y no anticipados. Al mismo tiempo, ha afectado profundamente la formulación de políticas domésticas y a menudo ha resultado en la apari­ción de nuevas oportunidades, así como de amenazas para empresas e individuos.

 

Enlaces globales


 

El comercio mundial ha forjado una red de enlaces globales que atan a todos ya sean países, instituciones e individuos más que nunca antes. Estos vínculos fueron reconocidos con amplitud por primera vez durante la crisis petrolera mundial de 1970; sin embargo, siguen creciendo. Una sequía en Brasil y su efecto en la producción de café y los precios, se siente en todo el mundo. La declinación súbita del peso mexicano reverberó en Polonia, Hungría y en la República Checa. El derretimiento asiático de la década de 1990 provocó incertidum­bre y afectó los negocios en todos los continentes. La crisis financiera argentina del 2002 no solo instigó cargas económicas domesticas de proporciones históricas, sino que también creó un efecto dominó financiero y político, o en este caso, el "efecto tango" en toda América Latina y requirió importantes acciones de rescate del Fondo Monetario Internacional (FMI).

 

Estos enlaces también se han vuelto más intensos en un plano individual. La comunica­ción ha construido nuevos puentes internacionales, ya sea a través de la música o de progra­mas internacionales transmitidos par CNN. Nuevos productos han obtenido atractivo internacional y alientan actividades similares en todo el mundo, en el que muchos usamos jeans, bailamos al ritmo de la misma música y comemos kebobs, curry y sushi. Los vínculos de transporte permiten a los individuos de diferentes países, verse y conocerse fácilmente sin precedentes. Presiones culturales comunes resultan en fenómenos y comportamientos socia­les similares; par ejemplo, más familias con dobles ingresos están surgiendo en todo el mun­do, lo cual lleva a compras más frecuentes, aunque también ocasionan mayores tensiones.

 

El comercio mundial también está produciendo una nueva orientación global de procesos corporativos que abren nuevos horizontes. Nunca antes ha sido tan fácil recopilar, manipular, analizar y diseminar información, pero nunca ha sido mayor la presión para hacerlo. La cons­tante innovación tecnológica global del marketing tiene efectos directos en la eficiencia y efec­tividad de todas las actividades de negocios. Los productos pueden ser elaborados con mayor rapidez, obtenidos a menor costo de fuentes de todo el mundo, distribuidos de manera mas barata y adaptados para satisfacer distintas necesidades de los clientes. Como un ejemplo, ha­ce sólo una década se habría considerado imposible que una empresa produjera partes para un carro en más de un país, ensamblarlo en otro y venderlo en otras naciones. Hoy en día, tales estrategias de inversión global aunadas a compartir la producción y la distribución se vuelven rutinarias. Estos cambios incrementan el nivel de competencia global, lo que a su vez lo convierte en un esfuerzo constante si queremos mantener una posición de liderazgo.

 

Los avances en la tecnología también permiten a las empresas separar sus actividades por contenido y contexto. Las empresas pueden operar en un espacio de mercado, más que en un mercado físico al mantener el contenido, cambiando el contexto de una transacción. Por ejemplo, un periódico ahora puede ser distribuido globalmente en línea, en lugar de su en­trega de puerta en puerta impreso en papel, y esto le permite llegar a nuevos grupos de clientes.

 

El nivel de inversión global está en un punto alto sin precedente. Los cambios en flujos fi­nancieros han tenido efectos importantes. Resultaron en el crecimiento de la deuda internacio­nal de los gobiernos, afectaron el valor internacional de las monedas, proporcionaron capital extranjero a las empresas y dispararon importantes actividades de inversión extranjera directa.

 

Por ejemplo, mucho más de una tercera parte de los obreros de la industria química estadou­nidense trabajan para propietarios extranjeros. Muchos de los edificios de oficinas en las que laboran los estadounidenses pertenecen a extranjeros. La apertura de plantas puede sustituir el comercio. Todos estos desarrollos nos vuelven aún más dependientes unos de otros.

 

Sin embargo, esta interdependencia no es estable. Casi a diario, realineaciones que se dan en los niveles micro y macro vuelven las antiguas orientaciones comerciales obsoletas, al me­nos en parte. Por ejemplo, durante los primeros 200 años de su historia, Estados Unidos mira­ba hacia Europa en busca de mercados y fuentes de aprovisionamiento. Hoy, el comercio estadounidense de dos vías con Asia sobrepasa con creces el comercio del país con Europa.

No sólo esta cambiando el entorno, sino que el ritmo de cambio también se acelera. El Pong de Atari se introdujo a principios de la década de 1980; en la actualidad, los juegos de acción y las películas se hacen con personajes computarizados. Las primeras computadoras de oficina aparecieron a mediados de los años 80; hoy, las computadoras para el hogar son un artículo común. El correo electrónico (e-mail) fue introducido al mercado masivo apenas en la década de 1990; en la actualidad, muchos estudiantes universitarios pocas veces envían un mensaje personal usando un sobre y una estampilla.

 

Estos cambios y la velocidad con la que se producen afectan de manera significativa a países, corporaciones e individuos. Un cambio es el papel que los participantes desempeñan. Por ejemplo, Estados Unidos representaba casi 25% de las exportaciones mundiales de mercancía en la década de 1950, pero para 2001, esta participación había declinado a me­nos de 13%. Asi mismo, la forma como los países participan en el comercio mundial está cambiando. En las últimas dos décadas, el papel de los productos primarios en el comercio internacional ha caído precipitadamente, en tanto que la importancia de los bienes manufac­turados se ha incrementado. El incremento del volúmen del comercio de servicios ha sido aún mayor. En unas cuantas décadas, los servicios internacionales pasaron de ser una activi­dad a la que no se le medía, a tener un volumen global de mas de $1.4 billones de dólares en 2000.

 

El crecimiento en el volumen total y el valor del comercio de bienes y servicios ha tenido un impacto importante en empresas, paí­ses e individuos.

 

         Repercusiones en la política doméstica


 

Los efectos de enlaces globales más estrechos en las economías de los países han sido dra­máticos. Los hacedores de políticas reconocen todavía más que es muy difícil aislar la activi­dad económica doméstica de los acontecimientos del mercado internacional. Las decisiones que una vez claramente fueron del ámbito doméstico, ahora están sujetas a revisión por in­fluencias del extranjero y las medidas de política doméstica a menudo son canceladas, o su­peradas por las actividades de las fuerzas del mercado global.

 

Una baja de las tasas de interés en el ámbito doméstico puede hacer felices a los consu­midores, o puede ser conveniente desde el punto de vista político, pero rápidamente se vuelve insostenible si resulta en una fuga de capitales importante a otros países que ofrecen rendimientos más atractivos. Las políticas agrícolas, que por tradición siempre han sido asun­tos domésticos, de pronto son lanzadas a la arena internacional. Cualquier consideración política ahora debe ser examinada a la luz de las repercusiones internacionales debido a la influencia del comercio y las inversiones globales.

 

Hasta cierto grado, el mundo económico que conocíamos se ha vuelto de cabeza. Por ejem­plo, por tradición, los flujos comerciales se han usado para determinar los flujos de divisas y por tanto, el nivel de la tasa de cambio. En el pasado más reciente, los flujos de divi­sas adquirieron vida propia. Independientes del comercio, establecen tasas de cambio que son los valores de las divisas en relación con ellas mismas. Estas tasas de cambio, a su vez, han empezado a determinar el nivel del comercio. Los gobiernos que quieren contraatacar estos desarrollos con políticas monetarias encuentran que los flujos de divisas sobrepasan los flujos comerciales a tasas de 100 a 1. Asimismo, los flujos financieros del sector privado sobrepa­san con creces los flujos financieros que pueden ser manejados por los gobiernos, aunque actúen en concierto. De igual modo, el rápido y constante cambio tecnológico y los grandes avances en la comunicación permiten que empresas y países emulen con rapidez la innovación y contraataquen planes cuidadosamente diseñados. Como resultado de esto, a menudo los go­biernos son incapaces de aplicar medidas de política efectivas, a pesar de saber que hacer.

 

Por lo tanto, los hacedores de políticas se encuentran con responsabilidades crecientes, pe­ro con menos herramientas que son también menos efectivas para desempeñar estas responsa­bilidades. Al tiempo que más partes de la economía doméstica son vulnerables a los cambios y movimientos internacionales, estas partes se vuelven menos controlables. EI mercado global impone límites cada vez más estrechos sobre la regulación económica y la soberanía nacional.

 

Para recobrar parte de su poder para influir en los acontecimientos, los hacedores de políticas han buscado restringir el impacto del comercio mundial y los flujos financieros al erigir barreras, cobrar tarifas, diseñar cuotas y aplicar otras regulaciones de importación. Sin em­bargo, estas medidas también han sido restringidas por acuerdos internacionales que regulan las restricciones al comercio, en particular a través de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Por lo tanto, el comercio global ha cambiado muchas nocio­nes antes sostenidas acerca de la soberanía del Estado-nación y la extraterritorialidad. La mis­ma interdependencia que nos ha colocado en mejor posición, también nos ha vuelto más vulnerables. No obstante, ya que esta vulnerabilidad está esparcida entre las principales na­ciones comerciales, algunos han atribuido al marketing internacional ser un pilar de la paz internacional.

 

Es evidente que relaciones económicas más estrechas pueden resultar en muchos efectos positivos. Al mismo tiempo, la interdependencia conlleva riesgos como dislocaciones de personas y recursos económicos, así como a la disminución en la capacidad de una nación para hacer las cosas a su manera.

 

INSTITUCIONES DE COMERCIO EXTERIOR Y POLÍTICA COMERCIAL


 

La Dimensión Histórica


 

A lo largo de la historia muchos pueblos han obtenido preeminencia en el mundo a través de sus actividades comerciales. Entre ellos están los etruscos, fenicios, egipcios, chinos, españoles y portugueses. Para subrayar el papel del comercio, daremos un vistazo más cercano a algunos ejemplos seleccionados.

 

Una de las principales potencias mundiales de la historia antigua fue el Imperio Romano. Su impacto en las ideas, conocimientos y desarrollo, se siente hasta nuestros días. Aunque expandían sus territorios mediante conflictos armados, los romanos hadan un fuerte énfasis en fomentar las actividades de negocios internacionales. Los principales enfoques usados pa­ra aplicar este énfasis eran la Pax Romana, o la paz romana, y la moneda comtin. La Pax Romana garantizaba que los comerciantes pudieran viajar seguros por las carreteras que fue­ron construidas, mantenidas y protegidas por las legiones romanas y sus tropas afiliadas. La moneda comtin, a su vez, aseguraba que las transacciones comerciales pudieran realizarse fácilmente en todo el imperio. Además, Roma desarrollo una ley sistemática, localidades de mercado centralizadas a través de la fundación de ciudades y un excelente sistema de comunicación parecido a una primera versión del Pony Express estadounidense; todas estas medi­das contribuyeron al funcionamiento del mercado internacional y a la reducción de la incertidumbre en los negocios. En consecuencia, el bienestar económico dentro del imperio tuvo un incremento rápido en comparación con el exterior.

 

Pronto, ciudades-nación y tribus que no eran parte del imperio quisieron compartir los be­neficios de la pertenencia. Se unieron al imperio como aliados y aceptaron pagar tributos e impuestos. Así, el tremendo crecimiento del Imperio Romano ocurrió mediante enlaces de ne­gocios, más que por la marcha de sus legiones y el arte de la guerra. Por supuesto, los roma­nos debían hacer enormes esfuerzos para facilitar los negocios con el fin de que se justificara la pertenencia de otros. Por ejemplo, cuando los piratas amenazaban las vías marítimas, Roma, bajo Pompeyo, envió una gran flota para subyugarlos. El costa de la distribución internacional, y, por lo tanto, el costa del marketing internacional, se redujo sustancialmente porque menos bienes se perdían por acciones de los piratas. Como resultado de ello, los bienes podían ofre­cerse a menores precios, lo que a su vez se transformo en mayor demanda.

 

El hecho de que los negocios internacionales eran uno de los principales factores que mantenían unido al imperio, también puede verse en su decadencia. Cuando las tribus bárbaras invadieron el imperio, no fue principalmente a través de guerras y batallas prolonga­das que Roma perdió terreno. Las tribus del exterior en realidad atacaban un imperio que ya estaba muy debilitado, porque ya no podía ofrecer los beneficios de la afiliación. Antiguos aliados ya no veían ningún beneficio al estar asociados con los romanos y estuvieron mas que dispuestos a cooperar con los invasores y no tener que librar prolongadas batallas.

 

De igual modo, podríamos interpretar la evolución del feudalismo europeo como una fun­ción del comercio y el marketing. Ya que los granjeros eran privados a menudo de sus cose­chas como resultado de incursiones de otras tribus (extranjeras), o hasta individuos, decidieron unirse para procurarse protección. Al entregar una parte de sus ingresos a un protector, podían estar seguros de retener la mayor parte de sus ganancias. Aunque este sistema funciono bien en un principio para reducir el costa de producción y el costa del marketing, finalmente resulto en la aparición del sistema feudal, que quizá no era lo que los iniciadores buscaban.

 

Es interesante que el sistema feudal fomento el desarrollo de una economía de Estado ce­rrada de enfoque interno y finalmente concebida para la autosuficiencia y la seguridad. No obstante, el comercio medieval prosperaba y se desarrollo a través del comercio de exportación. En Italia, Holanda y los poblados Hanse alemanes, el ímpetu del comercio era pro­porcionado por las actividades comerciales entre Oriente y Occidente. Las utilidades del comercio de especias por el Medio Oriente crearon la riqueza de Venecia y otros puertos del Mediterráneo. Europa también importaba arroz, naranjas, tintes, algodón y seda. A su vez, los mercaderes de Europa Occidental exportaban maderas, armas y prendas de lana a cam­bio de estos artículos de lujo. Herencia perdurable de este comercio son las muchas palabras inglesas y francesas de origen arábigo como diván, bazar, alcachofa, naranja, tarro y tarifa.

 

Sin embargo, la importancia del comercio no siempre ha persistido. Por ejemplo, en 1896, con el fin de financiar la renovación de su palacio de verano, la Emperatriz Tz'u-hsi embargó fondos gubernamentales que habían sido designados para embarcaciones chinas y su arma­da. Como consecuencia de esto, la participación de China en el comercio mundial se detuvo casi por completo. En las décadas subsecuentes, China opera en aislamiento casi total, sin ninguna transferencia de conocimientos del exterior, sin influjos de bienes importantes y sin

los incrementos de innovación y productividad que resultan de la exposición al comercio in­ternacional.

En fechas más recientes, el efecto de alejarse del comercio internacional fue resaltado en la década de 1930. La Ley Smoot-Hawley elevo los aranceles para reducir el volumen de las importaciones en Estados Unidos, con la esperanza de que la medida restaurara el empleo doméstico. No obstante, el resultado fue la elevación de aranceles y otras barreras por parte de las naciones comerciantes. Estas medidas fueron factores que contribuyeron a la depre­sión mundial subsiguiente y al colapso del sistema financiero mundial que a su vez estable­ció el escenario para la Segunda Guerra Mundial.

 

El marketing y el comercio internacionales también han sido vistos desde hace mucho co­mo herramientas valiosas para propósitos de política exterior. El uso de la coerción económica por ejemplo, por naciones o grupos de naciones puede trazarse hasta los tiempos de las ciudades-Estado griegas y la Guerra del Peloponeso, o en tiempos más recientes, a las guerras napoleónicas. Los combatientes usaban bloqueos para alcanzar la meta de producir la ruina comercial y escasez de alimentos al dislocar el comercio. De igual modo, duran­te la Guerra Civil de Estados Unidos, el Norte siguió con consistencia una estrategia de negar oportunidades de comercio internacional al Sur y así privarlo de los ingresos por exportacio­nes necesarios para importar productos que anhelaba. En la década de 1990, la invasión iraquí a Kuwait resulto en un embargo comercial a Irak por parte de las Naciones Unidas, con la meta de revertir la agresión. Aunque esas restricciones al comercio a menudo no traen un cambio en la política, ciertamente tienen un profundo impacto en el estándar de vida de los ciudadanos de una nación.

 

         División Global


 

Después de 1945, el mundo quedo dividido ideológicamente en Este y Oeste, una división que tuvo importantes implicaciones para las relaciones comerciales. La Unión Soviética, co­mo líder del bloque oriental, desarrollo el Consejo para la Asistencia Económica Mutua (CAEM 0 COMECON), que hizo énfasis en desarrollar fuertes nexos entre los miembros del bloque soviético y desalentaba las relaciones con el Oeste. Estados Unidos, a su vez, fue el principal proponente de la creación de una "Pax Americana" para el mundo Occidental, im­pulsada por la creencia de que el comercio internacional era la llave para la prosperidad mundial. Muchos meses de negociaciones internacionales en Londres, Ginebra y Lake Suc­cess (Nueva York), culminaron el 24 de marzo de 1948, en La Habana, Cuba, con la firma de la carta para una Organización internacional de Comercio (OIC).

 

Esta carta, una serie de acuerdos entre 53 países, fue diseñada para cubrir políticas comer­ciales internacionales, prácticas de negocios domésticas, acuerdos de productos, empleo y reconstrucción, desarrollo económico e inversión internacional, y la constitución de una nue­va agencia de las Naciones Unidas que administrara todo el conjunto. Además se inicio un Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés), con el prepósito de reducir tarifas entre los países, y se crearon instituciones internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario internacional.

 

Aunque la Organización internacional de Comercio incorporaba muchas nociones de largo alcance, la mayoría de las naciones se negaron a ratificarla, temiendo su poder, su tamaño burocrático y su amenaza a la soberanía nacional. En consecuencia, el enfoque más adelan­tado al comercio internacional nunca llego a existir. No obstante, otras organizaciones conce­bidas al mismo tiempo todavía existen y han realizado contribuciones importantes al mejoramiento del comercio internacional.

 


INSTITUCIONES TRANSNACIONALES QUE AFECTAN EL COMERCIO MUNDIAL


 

Organización Mundial de Comercio (OMC)


 

La Organización Mundial de Comercio tiene sus orígenes en el Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT, par sus siglas en ingles), del que se convirtió en la organización sucesora en enero de 1995. Con el fin de comprender mejor la aparición de la OMC, es apropiado ha­cer un breve repaso del GATT.

 

Este ha sido considerado "una historia de éxito notable de una organización internacional de la posguerra cuyo propósito nunca fue convertirla en eso". Empezó en 1947 como una serie de reglas contra la discriminación, procedimientos transparentes y la solución de disputas en el comercio internacional. Una de sus herramientas más importan­tes es la cláusula de la Nación Mas Favorecida (NMF), que exige a cada país miembro otorgar a cualquier integrante del acuerdo, el tratamiento más favorable que conceda a otro país con respecto a importaciones y exportaciones. De hecho, NMF es la cláusula de igual oportunidad del comercio internacional. Con el tiempo, el GATT evolucionó hasta convertirse en una institución que patrocinó sucesivas rondas de negociaciones de comercio internacional con un en­foque clave en una reducción de altas tarifas prevalecientes.

 

En los comienzos de su existencia, el GATT logró la liberalización del comercio de 50.000 productos, representando dos tercios del comercio entre sus participantes. En años siguien­tes, negociaciones especiales del GATT, como la Ronda Kennedy y la Ronda de Tokio, redu­jeron aun más las barreras comerciales y desarrollaron mejorados mecanismos para resolver disputas, mejores provisiones relativas a los subsidios y una definición más explicita de las reglas para controles sobre importaciones.

 

A pesar de, o quizá debido a estas impresionantes ganancias, el GATT se volvió menos efectivo con el paso del tiempo. Los derechos se habían reducido de manera dramática; por ejemplo, la tasa de tarifas promedio de Estados Unidos se redujo de 26% en 1946, a un promedio de 5.4% en 2001. Por lo tanto, es improbable que reducciones adicionales tengan un impacto importante en el comercio mundial. La mayoría de las impor­taciones ingresan a Estados Unidos libres de impuestos, o están sujetas a tarifas bajas. Las ta­rifas más altas se aplican generalmente a las importaciones de agroalimentos o de productos del tabaco, así como a prendas de vestir, textiles y calzado. En estas industrias, las tarifas tienden a aumentar según el grado de su procesamiento.

 

Muchas naciones desarrollaron nuevas herramientas para manejar y distorsionar los flujos del comercio, herramientas no arancelarias que no cubrían las reglas del GATT. Ejemplos son "acuerdos voluntarios" para restringir el comercio, acuerdos comerciales bilaterales o multila­terales, como el acuerdo de fibras múltiples que restringe el comercio de textiles y prendas y otras barreras no arancelarias. También el GATT, fundado por 24 gobiernos de igual manera de pensar, fue diseñado para operar por consenso. Con una membresía de 144, esta regla del consenso a menudo llevo a estancamientos de muchas actividades del GATT.

 

Después de muchos años de negociaciones, a menudo contenciosas, el acuerdo de la Ronda de Uruguay finalmente fue ratificado en enero de 1995. Como parte de esta ratificación se creó una nueva institución, la Organización Mundial de Comercio, que ahora es la organización "paraguas" responsable de supervisar la puesta en práctica de todos los acuer­dos multilaterales negociados en la Ronda de Uruguay y los que se negocien en el futuro. El GATT ha dejado de existir como institución separada y es parte de la OMC, que también es responsable del Acuerdo General del Comercio en Servicios (GATS, por sus siglas en in­glés), acuerdos sobre aspectos relacionados con el comercio de los derechos de propiedad intelectual (TRIPS, por sus siglas en inglés) y medidas de inversión relacionadas con el co­mercio (TRIMS, por sus siglas en inglés) y administra una amplia variedad de acuerdos sobre el comercio y las inversiones internacionales.

 

La creación de la OMC ha ampliado a un nivel importante el ámbito de los acuerdos co­merciales internacionales. Muchas de las áreas no cubiertas por el GATT, como los servicios y la agricultura, ahora son atendidas, al menos hasta cierto grado, por reglas internacionales, se han desarrollado procedimientos más rápidos para solucionar disputas y el proceso de to­ma de decisiones ha sido depurado. Aunque la OMC intentara seguir tomando decisiones ba­sada en consensos, ahora se establecen disposiciones para que las decisiones se tomen por mayoría de votos si tal consenso no puede ser logrado.

 

La OMC hace contribuciones importantes para mejores flujos de comercio e inversiones en todo el mundo. No obstante, una exitosa OMC puede infringir la soberanía de las naciones. Por ejemplo, solución de disputas más sencillas significa que las decisiones se toman con mayor rapidez y que las naciones que violan las reglas de comercio internacionales tienen confrontaciones más frecuentes. Es probable que decisiones negativas de la OMC que afec­ten a grandes naciones comerciales sean recibidas con resentimiento. Algunos gobiernos se proponen ampliar el mandato de la OMC para que también se ocupe de causas sociales y asuntos como las leyes laborales, competencia y libertad de emigración. Ya que muchas na­ciones temen que las causas sociales sean usadas para diseñar nuevas reglas de proteccionis­mo contra sus exportaciones, la adicción de tales cuestiones pueden convertirse en un motivo clave para divisiones y disentimientos dentro de la OMC. Grupos externos como las organi­zaciones no gubernamentales y alianzas de intereses especiales creen que el comercio inter­nacional y la OMC representan una amenaza para sus causas.

 

En el 2001 se inicio una nueva ronda de negociaciones de comercio internacional. Dado que el acuerdo de realizarlas se tomo en la ciudad de Doha (Qatar), las negociaciones ahora son conocidas como la "Ronda de Doha". La meta era apresurar más la puesta en práctica de la liberalización, en particular para ayudar alas naciones pobres y en desarrollo. Además, la meta también era extender el papel de la OMC para cubrir más de las actividades comercia­les en las que había reglas insuficientes para su definición y estructura. Esto se debía, ya sea a la exclusión intencional de algunos gobiernos en las primeras negociaciones, o debido a nueva tecnología que cambia el mercado global. Ejemplos incluyen el comercio en bienes agrícolas, reglamentos antidumping y el comercio electrónico. Por ejemplo, en el sector agrícola, se proponía reducir las tarifas globales promedio en productos de granja de 62 a 15% y retirar $100 mil millones de dólares en subsidios que distorsionan el comercio global. Eliminar barreras al comercio por parte de un tercero podría incrementar la Economía mundial en $613 mil millones de dólares, que equivale a agregar una Economía del tamaño de Canadá a la Economía mundial.

 

El comienzo de las negociaciones fue lento, porque los negociadores estadounidenses no tenían la autoridad de "vía rápida", en la que el Congreso podría aprobar o desaprobar los acuerdos comerciales propuestos, pero no enmendar o cambiarlos. Sin embargo, en el vera­no de 2002, tal autoridad fue concedida al presidente y las perspectivas de la Ronda de Do­ha mejoraron con rapidez.

A menos que los patrocinadores del comercio y la OMC sean apoyados por sus gobiernos miembros y otros tenedores de intereses externos en cuestiones de comercio, es poco proba­ble que haya avances importantes en una mayor liberalización del comercio y las inversiones. Por lo tanto, será importante que la OMC se enfoque en su misión central, que es la facilitación del comercio y las inversiones internacionales, asegurándose de que existe un foro efecti­vo para permitir una audiencia y logros subsecuentes de pro lemas que rodean el centro.

 

         El Fondo Monetario Internacional (FMI)


 

El Fondo Monetario Internacional (FMI), concebido en 1944 en Bretton Woods, Nueva Hampshire, fue diseñado para proporcionar estabilidad para el marco monetario internacio­nal. Obtuvo fondos de sus miembros, quienes se suscribieron a una cuota basada en patro­nes de comercio esperados y pagaron 25% de la cuota en oro o dólares y el resto en su moneda local. Estos fondos serían usados para proporcionar a los países protección contra fluctuaciones temporales en el valor de su moneda. Por lo tanto, la meta original del FMI fue mantener tasas de cambio fijas entre los países.

 

El resultado quizá no intencional de usar el dólar de Estados Unidos como la principal di­visa mundial fue un exceso de oferta de fondos en dólares en la década de 1960. Esto obligó a Estados Unidos a abandonar el patrón oro y devaluar el dólar y resulto en tasas de cambio flexibles o flotantes en 1971. Empero, aunque este cambio importante ocurrió, el FMI es una institución que ha contribuido en mayor grado a proporcionar liquidez internacional y a faci­litar el comercio internacional.

 

Si bien el sistema ha funcionado hasta ahora, en la actualidad esta bajo presiones severas. En la década de 1980, parte de estas presiones fueron disparadas por las deudas sustanciales incurridas por los países menos desarrollados como resultado de créditos para el desarrollo extendidos en exceso y cambios en el costa de los energéticos. A partir de la década de 1990, se ha dado una presión mayor resultante de los requerimientos financieros de los anti­guos países socialistas que buscan fondos para mejorar sus economías. Además, 12 ex repu­blicas soviéticas se unieron al FMI. Más allá de las necesidades de estos nuevos miembros, fluctuaciones importantes de las monedas de antiguos clientes han estirado al límite los re­cursos del FMI. Por ejemplo, el 6 de septiembre de 2002, el Fondo Monetario Internacional aprobó la solicitud de Brasil por un crédito disponible (standby) de 15 meses por US$ 30.4 mil millones para apoyar el programa económico y financiero del país hasta diciembre de 2003. Como resultado de estas necesidades financieras globales, el papel futuro del FMI puede ser muy diferente. Si la institución puede movilizar a sus miembros a que proporcio­nen los medios financieros para tener un papel activo, sus resultados anteriores pueden pali­decer ante las nuevas oportunidades.

 

Sin embargo, al mismo tiempo, la novedad en la orientación también requerirá volver a pensar en las reglas bajo las cuales opera el FMI. Por ejemplo, no esta claro si reglas económicas y medidas de desempeño estrictas son aplicables por igual a todos los países que bus­can asistencia del FMI. Nuevas condiciones económicas que no se han experimentado a la fecha, como la privatización de economías antiguamente de planeación central, pueden re­querir distintos tipos de enfoques. Así mismo, quizá el enlace entre la estabilidad económica y la política requieren consideraciones distintas, magnificando y cambiando, por lo tanto, la misión del FMI.

 

         El Banco Mundial


 

EI Banco Mundial, cuyo nombre oficial es el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo, ha tenido un éxito similar. Se forma inicialmente en 1944 para ayudar a los países que sufrieron la destrucción por la guerra. Después de completar este proceso con mu­cho éxito, a partir de entonces ha emprendido la tarea de ayudar al desarrollo mundial. Siendo cada vez más las naciones que emergen del dominio colonial de las potencias mun­diales de principios del siglo XX, el banco ha hecho esfuerzos importantes para ayudar alas nuevas economías a participar en un marco económico comercial moderno. En fechas mas recientes, el banco ha empezado a participar de manera activa con el FMI para resolver pro­blemas de deuda del mundo en desarrollo y también puede desempeñar un papel importan­te para llevar una economía de mercado a los antiguos miembros del bloque oriental.

 

No obstante, un importante debate rodea la efectividad de los gastos del banco. En las décadas de 1970 y 1980, fondos importantes fueron invertidos en proyectos de infraestructura de países en desarrollo, basados en la expectativa de que tal inversión impulsaría rápido las economías de esos países. En retrospectiva, parece que muchos de estos fondos fueron malgastados por regímenes corruptos y que muchos proyectos grandes se han con­vertido en elefantes blancos, produciendo poco en términos de progreso económico. Además, algunos proyectos han tenido efectos colaterales negativos para las naciones receptoras.

 

Por ejemplo, la carretera que cruza la selva tropical de Brasil ha significado una importante migración de personas al área, alterando un muy frágil equilibrio ecológico. El Banco Mun­dial ahora trata de reorientar su perspectiva, haciendo énfasis en la construcción de institu­ciones y el desarrollo del capital humano a través de inversiones en educación y la salud.

Una diferenciación más clara de su papel como una organización que trabaja al nivel micro de la economía, en oposición al nivel macro del FMI, probablemente cambie los trabajos del banco.

 

Instituciones Regionales


 

La OMC, el FMI y el Banco Mundial trabajan a un nivel global. Los cambios regionales tam­bién se han dado, basados en la noción de que el comercio entre los países debe ser alenta­do. De particular importancia fue la formación de bloques económicos que integraran las actividades económicas y políticas de las naciones.

 

El concepto de integración regional fue usado hace mas de 100 años, cuando Alemania desarrollo el Zollverein. Su desarrollo actual empezó en 1952 con el establecimiento de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, que fue diseñada para crear un mercado común entre seis países para el carbón, el acero y el hierro. De manera gradual, estas naciones de­sarrollaron una Unión Aduanal y crearon tarifas externas comunes. La meta final contempla­da era el movimiento completamente libre de capital, servicios y personas entre fronteras nacionales y el desarrollo conjunto de políticas internacionales comunes. A lo largo del tiem­po, las metas se han logrado en mayor grado. La Unión Europea (UE) ahora representa un tamaño de mercado formidable en el plano interno y poder de mercado en lo externo, y el bienestar de todos los miembros de la UE se ha incrementado de forma sustancial desde la formación del bloque.

 

Acuerdos de mercado similares han sido formados por otros grupos de naciones. Ejem­plos son el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el Mercosur de América Latina y el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). Estas uniones fueron formadas por diferentes motivos y operan con diferentes grados de cohesión, según es apropiado para el entorno específico. Se enfocan en cuestiones como la formación de una unión aduanal, un mercado común, una unión económica o una unión política. De manera simultanea con es­tas formaciones de bloques económicos, el sector privado ha empezado a desarrollar institu­ciones de comercio internacional propias. En particular cuando los gobiernos no son lo bastante rápidos para atender problemas importantes de interés para los mercadólogos glo­bales, los negocios han tornado la iniciativa al proporcionar un foro para la discusión de ta­les asuntos. Un ejemplo es el Dialogo de Negocios Transatlánticos, que es una organización no gubernamental compuesta por líderes empresariales de Europa y Estados Unidos. Reco­nociendo la ineficacia de estándares de competencia y los lentos y contradictorios procedi­mientos de prueba, el grupo busca acuerdos mutuos sobre una base por industria. Los ejecutivos de empresas internacionales destacadas participan en este intento de la organización de simplificar el marketing global al buscar formas de alinear los estándares y regulacio­nes internacionales en los sectores farmacéutico y de telecomunicaciones.

 

Las actividades de estas instituciones demuestran que unir fuerzas en el ámbito internacio­nal permite que actividades de marketing internacional, mejores y más exitosas, resulten en un mejor estándar de vida y proporcionen un contrabalance a los grandes bloques económi­cos. Como en la política, el comercio ha refutado el viejo postulado de que "el fuerte es más poderoso solo". Las naciones han llegado a reconocer que las actividades comerciales son de particular importancia para su bienestar económico. A largo plazo, las actividades de exportación de una nación son la clave para el influjo de importaciones y, por lo tanto, para la provisión de elección, competencia y nuevas percepciones. A mediano y largo plazos, la ba­lanza de pagos debe mantenerse. A corto plazo, "un déficit externo puede financiarse al re­ducir activos antes acumulados, o al acumular deudas con otros países. Sin embargo, con el tiempo será necesario establecer un proceso de ajuste para eliminar el déficit".

 

La urgencia del ajuste variará de acuerdo con el país en cuestión. A algunos países les es muy difícil obtener aceptación de un creciente numero de pagares. Otros, como Estados Uni­dos, pueden tener déficits de cientos de miles de millones de dólares y siguen siendo un deudor preferido por su estabilidad política, seguridad económica percibida y el uso mundial del dólar estadounidense como reserva y divisa de referencia empresarial. Tales ventajas tem­porales pueden cambiar, por supuesto. Antes del surgimiento del dólar, la libra inglesa fue la divisa de reserva de elección por muchos años.

 

 

 

 

  • Presente ejemplos de los efectos de la “Pax Americana”.

 

  • ¿Qué quiere decir negociaciones multilaterales?

 

 

  • Con base en lo estudiado y de acuerdo a lo acontecido comercialmente en las últimas décadas; ¿cuáles cree usted que serán las barreras comerciales interpuestas por los países en los próximos años?. ¿Se puede pensar en algún mecanismo para evitar esas barreras?

 

 

  • Elabore un ensayo sobre la repercusión que ha tenido la formación de bloques económicos en el contexto global.

 

 


  • ¿Cuál considera que es la manera más acertada de incentivar la formación de acuerdos comerciales entre países como Colombia y bloques económicos como por ejemplo la Unión Europea?

 

 

  • ¿Cómo considera que se están desarrollando las relaciones comerciales de Colombia?

 

  • ¿Qué papel juega la tecnología en el comercio internacional?

 

 

  • ¿Quiénes son los principales teóricos del comercio internacional?. Elabore un cuadro, compare y explique cada una de las teorías.

 

Bibliografía Sugerida

 

CHACHOLIADES, Miltiades. Economía Internacional. Bogotá. Editorial Mc Graw Hill. Segunda Edición. 1992.

 

CZINKOTA, Michael y RONKAINEN, Ilkka. Marketing Internacional. Editorial Thomson. Séptima Edición. 2004

 

KHAMBATA, Dara y AJAMI, Riad. Negocios Internacionales. Teoría y Práctica. Mc Milan Publishing Co. 1992.

 

LEDESMA, Carlos. Principios de Comercio Internacional. Buenos Aires. Ediciones Macchi. Tercera Edición. 1991.

 

SALVATARORE, Dominick. Economía Internacional. Bogotà. Mac Graww Hill. Tercera edición. 1992.

 

TORRES GAYTAN, Ricardo. Teoría del Comercio Internacional. México. Editorial Siglo XXI. Novena Edición, 1980.

 

TUGORES QUES, Juan. Economía Internacional, Globalización e Integración Regional.  Editorial Mc Graw Hill. Sexta Edición. 1996

 

 

Direcciones Electrónicas

 

www.worldbank.org/


www.wto.org

 


 

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