Ricardo en su
obra Principios de economía política y tributación de 1817 sentó las bases
teóricas que explican las ventajas que las naciones pueden lograr por medio del
comercio internacional, y J.S. Mill explicó cómo se distribuyen estas ventajas
entre los países. Además formuló la ecuación de demanda internacional y la
teoría de la demanda recíproca, que superaba y corregía en ciertos aspectos la
teoría de Ricardo de sus Principios de economía política de 1848. Ya entrado el
siglo XX, en 1933, la teoría clásica se vio ampliada por el modelo
Heckscher-Ohlin o de las proporciones factoriales, con lo que quedaba
configurado el marco teórico que explicaba el por qué del comercio
internacional.
Adam Smith
presentó las ventajas del librecambio en La riqueza de las naciones (1776),
pero se limitó a decir que las mercancías se producirían allí donde los costos
fuesen menores. Correspondió a Ricardo introducir el concepto de ventaja
comparativa, a través de su famoso ejemplo de la producción de vino y paño en
Inglaterra y Portugal. Explicó, cómo, aunque un país tenga una ventaja absoluta
(pueda producir ambos bienes con un menor costo que otro), le convendrá
importar aquel bien en cuya producción sea relativamente menos eficiente y
exportar aquel bien en cuya producción sea relativamente más eficiente. Del
mismo modo un país que no tenga ventajas absolutas en la producción de ningún
bien puede beneficiarse del comercio internacional si se especializa en la
producción de aquel en el que su producción es relativamente más eficiente. En
cambio, si un país produce ambos bienes de modo más o menos eficiente que otro,
pero en igual grado, es decir, si no goza de ventaja comparativa en ninguno de
ellos, no podrá obtener ninguna ganancia del comercio internacional. Por lo
tanto, la pauta de producción de un país viene determinada por su ventaja
comparativa.
El avance de
J.S. Mill es el estudio de cómo se repartirán los beneficios del comercio entre
ambas naciones. Para desarrollarlo se basa en el análisis ofertademanda (en el
que no había entrado Ricardo), y explica cómo la distribución de las ganancias
del comercio depende de los precios relativos de los bienes que un país
produce. Pero como para determinar dichos precios relativos es necesario
analizar la oferta y demanda relativa de bienes, lo que J.S. Mill logra es
incluir el análisis del comercio internacional, basada en los costos
comparativos, como un caso particular de su análisis general de la demanda
recíproca cuyo centro es la ecuación de demanda internacional. O al contrario,
también podemos entender que el caso general es la teoría de los valores
internacionales mientras que la teoría de los valores interiores es un caso
particular que se basa en la plena
movilidad de
factores. En palabras del propio J.S. Mill: “Los productos de un país se
cambian por los de otros países a los valores que se precisan para que el total
de sus exportaciones pueda exactamente pagar el total de sus importaciones.
Esta ley de valores internacionales no es sino una ampliación de la ley general
del valor, a la que hemos llamado ecuación de la oferta y la demanda. […] De modo que la oferta y la demanda
no son sino otra forma de expresar la demanda recíproca”. O dicho de otro modo,
la ecuación de demanda internacional asegura que se alcanzará un equilibrio en
los mercados internacionales, gracias a la “competencia” entre compradores y
vendedores, o ley de oferta y demanda, de modo que el precio del total de
bienes que el país importador desea recibir coincida exactamente con el del
total de bienes que el país exportador desea enviar.
La conclusión
más importante que se extrae del análisis de J.S. Mill sobre los valores
internacionales es que la proposición el comercio es beneficioso es
incondicional. Por lo tanto no es indispensable que un país sea competitivo
para beneficiarse del comercio internacional. Y es justamente en aquellos
pasajes en los que J.S. Mill se dedica a exponer por qué los impuestos,
aranceles y demás medidas proteccionistas no benefician al conjunto de las
naciones, donde encontramos las afirmaciones más contundentes en contra de
cualquier limitación
al libre
comercio internacional.
Ya en el
siglo XX, con la obra de B. Ohlin Comercio interregional e internacional, de
1933, se produce un avance significativo en la teoría del comercio
internacional. Entra en juego una “nueva” explicación que viene a complementar
a la teoría de la ventaja comparativa para dar lugar a la teoría tradicional o
neoclásica del comercio: la teoría de la proporciones factoriales o modelo
Heckscher-Ohlin. Según esta teoría y en palabras del propio Ohlin: “…
generalmente los factores abundantes son relativamente baratos y los factores
escasos relativamente caros en cada una de las regiones. Aquellas mercancías
que en su producción requieren una buena cantidad de los primeros y pequeñas
cantidades de los segundos se exportan a cambio de bienes que utilizan factores
en la proporción inversa. Así, indirectamente, los factores cuya oferta es
abundante se exportan y aquellos otros con oferta más escasa de importan”; o
dicho de otro modo, los países tienden a importar bienes que son intensivos en
los factores en los que tienen oferta escasa y a exportar aquellos intensivos
en los factores de los que tienen oferta abundante.
Para que las
conclusiones de la teoría sean válidas es necesario que se cumplan una serie de
supuestos restrictivos; estos supuestos son: existen dos países, dos bienes y
dos factores productivos (trabajo y capital); los bienes son perfectamente
móviles entre los países (no hay costos de transporte ni impedimentos al libre
comercio), mientras que los factores se mueven libremente entre las dos
industrias dentro de cada país, pero no pueden desplazarse de un país a otro;
existe competencia perfecta en los mercados de bienes y factores, que se vacían
completamente a los precios de equilibrio; las funciones de producción de ambos
países son iguales y presentan rendimientos constantes de escala y productos
marginales decrecientes para ambos factores; tanto la tecnología disponible por
ambos países para producir ambos bienes como sus avances se incorporan de modo
instantáneo a los procesos productivos sin coste alguno; las preferencias de
los agentes
son idénticas en ambos países.
Esta teoría
supone un desarrollo que supera a la de la ventaja comparativa, pero no
representa una modificación radical de los principios de Ricardo y J.S. Mill.
Las causas que explican el comercio siguen siendo las mismas (los países son
diferentes y sus producciones se complementan entre sí) pero el nuevo modelo
aporta una solidez que, una vez formalizada por Samuelson, se convirtió en
doctrina absolutamente dominante en el campo de la teoría económica.
¿Explica el
modelo neoclásico el comercio internacional hoy? Parece ser que no, o al menos
no completamente. Esta teoría flaquea en algunos sentidos a la hora de explicar
los intercambios internacionales debido, básicamente, a unos supuestos
excesivamente restrictivos. Al incorporar en el análisis la competencia
imperfecta y los rendimientos crecientes de escala aparecen nuevas
explicaciones de por qué se comercia mientras que consideraciones acerca de las
externalidades tecnológicas, la concentración oligopolística de determinadas
industrias y las curvas de aprendizaje podrían justificar políticas comerciales
distintas del laissez faire.
En síntesis,
de la teoría neoclásica podemos decir que ésta entiende el comercio
internacional como un juego en el que todos ganan, y no una lucha en la que hay
vencedores y vencidos. Naturalmente las naciones competirán por conquistar
nuevos mercados para vender en ellos sus productos, pero ver el comercio
internacional como una guerra en la que hay que proteger nuestros mercados y
vencer al enemigo (las otras naciones) sería, según la teoría tradicional del
comercio internacional, un error.
La teoría
neoclásica del comercio internacional postula que éste se explica a través de
la ventaja comparativa. Cada nación producirá aquellos bienes en los que goce
de una ventaja relativa y mediante el intercambio los distintos países se
complementarán, sacarán provecho de sus diferencias. De este modo las
diferencias de recursos, capacidades de la fuerza laboral y características del
factor capital de los distintos países determinarán los patrones del comercio
internacional.
Las
predicciones que se desprenden de esta teoría son, por ejemplo, que los países
más desarrollados exportarán manufacturas e importarán productos no elaborados,
mientras que los países en vías de desarrollo importarán manufacturas y
exportarán productos no elaborados (materias primas y alimentos) debido al
diferente precio relativo de sus factores. Este tipo de intercambios mejora el
bienestar mundial ya que el comercio puede entenderse como un método indirecto
de producción. “en vez de producir un bien por sí mismo, un país puede producir
otro bien e intercambiarlo por el bien deseado. […] Cuando un bien es importado es
porque esta “producción” indirecta requiere menos trabajo que la producción
directa”. Sin embargo esta visión, según la cual los países son complementarios
en su producción no se ajusta a la realidad. Según nos dice la teoría
tradicional, como los países se complementan en sus producciones todo el
comercio debería ser interindustrial (el comercio intraindustrial no tiene por
qué existir).
A partir de
la creación de la CEE en 1957, los expertos en comercio internacional se
percataron de que los intercambios entre estas naciones europeas (todas ellas
economías desarrolladas), aumentaron espectacularmente a raíz de la unión
aduanera, pero que este comercio no respondía a la pauta del modelo Heckscher-
Ohlin-Samuelson de complementariedad productiva entre naciones (comercio
interindustrial), sino que era, en gran medida, intercambio intraindustrial.
Este sorprendente hecho hizo preguntarse a los investigadores cómo se
explicaban esos intercambios, y este fue uno de los puntos de partida de las
nuevas explicaciones del comercio internacional, que centraron su análisis en
suavizar los supuestos del modelo neoclásico (rendimientos constantes, mercados
perfectamente competitivos y ausencia de externalidades).
Las causas
que explican el elevado comercio intraindustrial de los países más
desarrollados son las economías de escala y las imperfecciones de los mercados,
especialmente la importancia de la diferenciación de productos (competencia
monopolística). Las ventajas de los rendimientos crecientes de escala (que no
eran tenidos en cuenta por la teoría tradicional) sumados a la diversificación
de la demanda en los países desarrollados (que hace que ningún país pueda
satisfacer completamente la diversidad de productos que incluyen las funciones
de utilidad de todos sus diversos y heterogéneos consumidores), han abierto la
posibilidad a nuevas explicaciones de por qué se comercia, así como
explicaciones de las “nuevas” ventajas que suponen los intercambios
internacionales (tanto para los consumidores como para los productores)
derivados de la relajación de los supuestos de la teoría tradicional.
Una vez
señalada esta “divergencia” entre la teoría tradicional y la nueva en lo que
respecta a las economías de escala y al comercio intraindustrial continuemos
analizando qué conclusiones se derivan de la teoría tradicional con respecto al
bienestar y a la política comercial que deben seguir los gobiernos.
El
intercambio internacional mejora el bienestar mundial. El comercio
internacional permite que muchos de los bienes que se demandan en un país,
porque forman parte de las funciones de utilidad de los ciudadanos, lleguen a
sus manos. Sin este intercambio, como ningún país es capaz de satisfacer
completamente la demanda de bienes que hacen sus ciudadanos, especialmente en
el caso de las economías más desarrolladas, el bienestar sería menor. De la
anterior reflexión se deduce inmediatamente que una política comercial que
obstruya el libre cambio perjudica el bienestar de los ciudadanos porque no
permite que la economía alcance un óptimo de Pareto.
La teoría
tradicional se basa para no justificar políticas comerciales activas en que en
todas las industrias existe competencia, por lo que no hay fallos de mercado
que deban ser corregidos por el estado. En una industria que funciona en
competencia perfecta el precio se iguala al costo marginal, no hay beneficios
extraordinarios a largo plazo, sólo beneficios contables. Si una industria
presenta precios por encima del coste marginal nuevas empresas entrarán en la
industria y el precio bajará hasta igualarse al coste marginal, con lo que los
beneficios extraordinarios desaparecerán. Es la competencia la que elimina los
beneficios extraordinarios. Si todas las industrias funcionan de este modo no
existen sectores que sean más valiosos en el margen (ya sea porque en ellos existan
beneficios extraordinarios o porque produzcan efectos externos positivos que
reviertan en beneficio de toda la sociedad), es decir, no existen industrias
estratégicas. Por lo tanto, cualquier tipo de política industrial, tanto a
nivel interno como de ayudas a la exportación, sólo distorsionará el mercado
creando ineficiencia y desplazando recursos de unos sectores a otros de modo
“antinatural” y completamente injusto para las industrias y/o empresas no
seleccionadas.
Para que la
competencia perfecta sea una realidad deben cumplirse una serie de supuestos:
no deben existir barreras de entrada a la industria, el bien que ofrecen todas
las empresas debe ser homogéneo, debe haber información perfecta y no debe
haber ningún tipo de poder de mercado, es decir, ningún comprador ni ningún
vendedor deben poder influir sobre el precio de mercado del bien.
Si observamos
la realidad, comprobaremos que para ciertos bienes como el café o ciertos
minerales todos estos supuestos se cumplen, pero en la mayoría de los casos
encontramos que algunos o todos los supuestos de la competencia perfecta se
violan. Resulta fácil pensar en industrias que no sean perfectamente
competitivas. Los casos más claros se encuentran en industrias de alta
tecnología, como la aerospacial, la robótica o la electrónica pero no es
necesario que sean industrias en las que el bien producido alcance un altísimo
precio como las anteriores. Hoy en día prácticamente todas las empresas
intentan diferenciarse de sus competidores de una u otra manera, independientemente
del tipo de bien que produzcan. Incluso en sectores en los que tradicionalmente
el bien intercambiado era perfectamente homogéneo, como por ejemplo los
alimentos, hoy las empresas intentan desarrollar mediante la publicidad una
diferenciación del producto. Por su parte, en sectores de bienes de consumo
elaborados (electrodomésticos, automóviles, bebidas, etc. ) los mercados
funcionan cada vez más en forma de competencia monopolística.
En
competencia perfecta las empresas, al enfrentarse a una curva de demanda
infinitamente elástica (son precio-aceptantes), tan sólo pueden subir el precio
hasta que se iguale al coste marginal mientras que en monopolio, las empresas,
como se enfrentan a una demanda con pendiente negativa, subirán el precio de
modo que igualen el ingreso marginal al coste marginal (siempre que no haya
leyes que lo eviten), con lo que el equilibrio del mercado se situará en un
punto al que corresponden un precio mayor y una cantidad menor que en el caso
competitivo.
La podemos
definir como aquella política comercial que un gobierno instrumenta mediante la
intervención y la regulación y que va destinada a modificar la interacción
estratégica que se produce en determinados sectores entre empresas nacionales y
extranjeras en el ámbito internacional. Estas acciones, que suelen
instrumentarse a través de la política industrial, intentan favorecer a las
empresas nacionales frente a sus rivales extranjeras. Quienes apoyan estas
prácticas defienden que, dadas las imperfecciones de los mercados, hay buenos
motivos que
justifican
una política industrial activa.
Nos
referiremos fundamentalmente a los dos argumentos: los beneficios
extraordinarios que aparecen en mercados oligopolísticos con fuertes barreras
de entrada y que podrían justificar subsidios a la exportación y la importancia
de las externalidades tecnológicas de determinadas industrias que justificarían
también un apoyo gubernamental a través de una política industrial.
EI comercio
mundial ha adquirido una importancia hasta ahora desconocida para la comunidad
global. En siglos pasados, el comercio se realizaba en un plano internacional,
pero nunca tuvo el impacto amplio y simultaneo en países, empresas e
individuos que tiene hoy. En tres décadas, el comercio mundial se ha extendido
de 200 mil millones a casi 7 billones de dólares según la Organización Mundial
de Comercio. Ese crecimiento es único, en particular, ya que el crecimiento del
comercio. en el ámbito global casi siempre ha superado el crecimiento de la
economía domestica en las ultimas décadas. En consecuencia, muchos países y
empresas han considerado muy deseable convertirse en participantes importantes
del marketing internacional.
La Cortina de
Hierro se ha desintegrado, presentando un amplio rango de nuevas oportunidades
de marketing a pesar de estar en medio de la incertidumbre. Las empresas invierten
a escala mundial, con el resultado de que industrias enteras cambian su
ubicación. La especializaci6n internacional y el abastecimiento cruzado han
hecho la producci6n mucho más eficiente. Nuevas tecnologías han cambiado la
forma como hacemos negocios, permitiéndonos aportar y recibir productos de todo
el mundo al usar Internet. Como resultado de ello, consumidores, líderes
sindicales, hacedores de políticas y en ocasiones hasta las empresas mismas
encuentran que les es más difícil definir donde se hizo un producto en
particular.
Existen
bloques comerciales como la Unión Europea, el TLCAN en América del Norte, el
MERCOSUR en América Latina y el ASEAN (ANSA) en Asia. Estos bloques fomentan
las relaciones comerciales entre sus miembros, pero, a través de sus reglas y
estándares, también afectan los flujos comerciales y de inversión de países no
miembros.
Individuos y
empresas han reconocido que compiten, no solo en el campo doméstico, sino en
el global. El comercio mundial ha hecho surgir enlaces globales de mercados,
tecnología y estándares de vida antes desconocidos y no anticipados. Al mismo
tiempo, ha afectado profundamente la formulación de políticas domésticas y a
menudo ha resultado en la aparición de nuevas oportunidades, así como de
amenazas para empresas e individuos.
El comercio
mundial ha forjado una red de enlaces globales que atan a todos ya sean países,
instituciones e individuos más que nunca antes. Estos vínculos fueron
reconocidos con amplitud por primera vez durante la crisis petrolera mundial de
1970; sin embargo, siguen creciendo. Una sequía en Brasil y su efecto en la
producción de café y los precios, se siente en todo el mundo. La declinación
súbita del peso mexicano reverberó en Polonia, Hungría y en la República Checa.
El derretimiento asiático de la década de 1990 provocó incertidumbre y afectó
los negocios en todos los continentes. La crisis financiera argentina del 2002
no solo instigó cargas económicas domesticas de proporciones históricas, sino
que también creó un efecto dominó financiero y político, o en este caso, el
"efecto tango" en toda América Latina y requirió importantes acciones
de rescate del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Estos enlaces
también se han vuelto más intensos en un plano individual. La comunicación ha
construido nuevos puentes internacionales, ya sea a través de la música o de
programas internacionales transmitidos par CNN. Nuevos productos han obtenido
atractivo internacional y alientan actividades similares en todo el mundo, en
el que muchos usamos jeans, bailamos al ritmo de la misma música y comemos
kebobs, curry y sushi. Los vínculos de transporte permiten a los individuos de
diferentes países, verse y conocerse fácilmente sin precedentes. Presiones
culturales comunes resultan en fenómenos y comportamientos sociales similares;
par ejemplo, más familias con dobles ingresos están surgiendo en todo el mundo,
lo cual lleva a compras más frecuentes, aunque también ocasionan mayores
tensiones.
El comercio
mundial también está produciendo una nueva orientación global de procesos corporativos
que abren nuevos horizontes. Nunca antes ha sido tan fácil recopilar,
manipular, analizar y diseminar información, pero nunca ha sido mayor la
presión para hacerlo. La constante innovación tecnológica global del marketing
tiene efectos directos en la eficiencia y efectividad de todas las actividades
de negocios. Los productos pueden ser elaborados con mayor rapidez, obtenidos a
menor costo de fuentes de todo el mundo, distribuidos de manera mas barata y
adaptados para satisfacer distintas necesidades de los clientes. Como un
ejemplo, hace sólo una década se habría considerado imposible que una empresa
produjera partes para un carro en más de un país, ensamblarlo en otro y
venderlo en otras naciones. Hoy en día, tales estrategias de inversión global
aunadas a compartir la producción y la distribución se vuelven rutinarias.
Estos cambios incrementan el nivel de competencia global, lo que a su vez lo
convierte en un esfuerzo constante si queremos mantener una posición de
liderazgo.
Los avances
en la tecnología también permiten a las empresas separar sus actividades por
contenido y contexto. Las empresas pueden operar en un espacio de mercado, más
que en un mercado físico al mantener
el contenido, cambiando el contexto de una transacción. Por ejemplo, un
periódico ahora puede ser distribuido globalmente en línea, en lugar de su entrega
de puerta en puerta impreso en papel, y esto le permite llegar a nuevos grupos
de clientes.
El nivel de
inversión global está en un punto alto sin precedente. Los cambios en flujos financieros
han tenido efectos importantes. Resultaron en el crecimiento de la deuda
internacional de los gobiernos, afectaron el valor internacional de las
monedas, proporcionaron capital extranjero a las empresas y dispararon
importantes actividades de inversión extranjera directa.
Por ejemplo,
mucho más de una tercera parte de los obreros de la industria química estadounidense
trabajan para propietarios extranjeros. Muchos de los edificios de oficinas en
las que laboran los estadounidenses pertenecen a extranjeros. La apertura de
plantas puede sustituir el comercio. Todos estos desarrollos nos vuelven aún
más dependientes unos de otros.
Sin embargo,
esta interdependencia no es estable. Casi a diario, realineaciones que se dan
en los niveles micro y macro vuelven las antiguas orientaciones comerciales
obsoletas, al menos en parte. Por ejemplo, durante los primeros 200 años de su
historia, Estados Unidos miraba hacia Europa en busca de mercados y fuentes de
aprovisionamiento. Hoy, el comercio estadounidense de dos vías con Asia
sobrepasa con creces el comercio del país con Europa.
No sólo esta
cambiando el entorno, sino que el ritmo de cambio también se acelera. El Pong
de Atari se introdujo a principios de la década de 1980; en la actualidad, los
juegos de acción y las películas se hacen con personajes computarizados. Las
primeras computadoras de oficina aparecieron a mediados de los años 80; hoy,
las computadoras para el hogar son un artículo común. El correo electrónico
(e-mail) fue introducido al mercado masivo apenas en la década de 1990; en la
actualidad, muchos estudiantes universitarios pocas veces envían un mensaje
personal usando un sobre y una estampilla.
Estos cambios
y la velocidad con la que se producen afectan de manera significativa a países,
corporaciones e individuos. Un cambio es el papel que los participantes
desempeñan. Por ejemplo, Estados Unidos representaba casi 25% de las
exportaciones mundiales de mercancía en la década de 1950, pero para 2001, esta
participación había declinado a menos de 13%. Asi mismo, la forma como los
países participan en el comercio mundial está cambiando. En las últimas dos
décadas, el papel de los productos primarios en el comercio internacional ha
caído precipitadamente, en tanto que la importancia de los bienes manufacturados
se ha incrementado. El incremento del volúmen del comercio de servicios ha sido
aún mayor. En unas cuantas décadas, los servicios internacionales pasaron de
ser una actividad a la que no se le medía, a tener un volumen global de mas de
$1.4 billones de dólares en 2000.
El
crecimiento en el volumen total y el valor del comercio de bienes y servicios
ha tenido un impacto importante en empresas, países e individuos.
Los efectos
de enlaces globales más estrechos en las economías de los países han sido dramáticos.
Los hacedores de políticas reconocen todavía más que es muy difícil aislar la
actividad económica doméstica de los acontecimientos del mercado internacional.
Las decisiones que una vez claramente fueron del ámbito doméstico, ahora están
sujetas a revisión por influencias del extranjero y las medidas de política
doméstica a menudo son canceladas, o superadas por las actividades de las
fuerzas del mercado global.
Una baja de
las tasas de interés en el ámbito doméstico puede hacer felices a los consumidores,
o puede ser conveniente desde el punto de vista político, pero rápidamente se
vuelve insostenible si resulta en una fuga de capitales importante a otros países
que ofrecen rendimientos más atractivos. Las políticas agrícolas, que por
tradición siempre han sido asuntos domésticos, de pronto son lanzadas a la
arena internacional. Cualquier consideración política ahora debe ser examinada
a la luz de las repercusiones internacionales debido a la influencia del
comercio y las inversiones globales.
Hasta cierto
grado, el mundo económico que conocíamos se ha vuelto de cabeza. Por ejemplo,
por tradición, los flujos comerciales se han usado para determinar los flujos
de divisas y por tanto, el nivel de la tasa de cambio. En el pasado más
reciente, los flujos de divisas adquirieron
vida propia. Independientes del comercio, establecen tasas de cambio que son
los valores de las divisas en relación con ellas mismas. Estas tasas de cambio, a su vez, han empezado a determinar el
nivel del comercio. Los gobiernos que quieren contraatacar estos desarrollos
con políticas monetarias encuentran que los flujos de divisas sobrepasan los
flujos comerciales a tasas de 100 a 1. Asimismo, los flujos financieros del
sector privado sobrepasan con creces los flujos financieros que pueden ser
manejados por los gobiernos, aunque actúen en concierto. De igual modo, el
rápido y constante cambio tecnológico y los grandes avances en la comunicación
permiten que empresas y países emulen con rapidez la innovación y contraataquen
planes cuidadosamente diseñados. Como resultado de esto, a menudo los gobiernos
son incapaces de aplicar medidas de política efectivas, a pesar de saber que
hacer.
Por lo tanto,
los hacedores de políticas se encuentran con responsabilidades crecientes, pero
con menos herramientas que son también menos efectivas para desempeñar estas
responsabilidades. Al tiempo que más partes de la economía doméstica son
vulnerables a los cambios y movimientos internacionales, estas partes se
vuelven menos controlables. EI mercado global impone límites cada vez más
estrechos sobre la regulación económica y la soberanía nacional.
Para recobrar
parte de su poder para influir en los acontecimientos, los hacedores de
políticas han buscado restringir el impacto del comercio mundial y los flujos
financieros al erigir barreras, cobrar tarifas, diseñar cuotas y aplicar otras
regulaciones de importación. Sin embargo, estas medidas también han sido
restringidas por acuerdos internacionales que regulan las restricciones al
comercio, en particular a través de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Por lo tanto, el comercio global ha cambiado muchas nociones antes sostenidas
acerca de la soberanía del Estado-nación y la extraterritorialidad. La misma
interdependencia que nos ha colocado en mejor posición, también nos ha vuelto
más vulnerables. No obstante, ya que esta vulnerabilidad está esparcida entre
las principales naciones comerciales, algunos han atribuido al marketing
internacional ser un pilar de la paz internacional.
Es evidente
que relaciones económicas más estrechas pueden resultar en muchos efectos
positivos. Al mismo tiempo, la interdependencia conlleva riesgos como dislocaciones
de personas y recursos económicos, así como a la disminución en la capacidad de
una nación para hacer las cosas a su manera.
A lo largo de la historia muchos pueblos han
obtenido preeminencia en el mundo a través de sus actividades comerciales.
Entre ellos están los etruscos, fenicios, egipcios, chinos, españoles y
portugueses. Para subrayar el papel del comercio, daremos un vistazo más
cercano a algunos ejemplos seleccionados.
Una de las
principales potencias mundiales de la historia antigua fue el Imperio Romano.
Su impacto en las ideas, conocimientos y desarrollo, se siente hasta nuestros
días. Aunque expandían sus territorios mediante conflictos armados, los romanos
hadan un fuerte énfasis en fomentar las actividades de negocios
internacionales. Los principales enfoques usados para aplicar este énfasis
eran la Pax Romana, o la paz romana,
y la moneda comtin. La Pax Romana garantizaba que los comerciantes pudieran
viajar seguros por las carreteras que fueron construidas, mantenidas y
protegidas por las legiones romanas y sus tropas afiliadas. La moneda comtin, a
su vez, aseguraba que las transacciones comerciales pudieran realizarse
fácilmente en todo el imperio. Además, Roma desarrollo una ley sistemática,
localidades de mercado centralizadas a través de la fundación de ciudades y un
excelente sistema de comunicación parecido a una primera versión del Pony
Express estadounidense; todas estas medidas contribuyeron al funcionamiento
del mercado internacional y a la reducción de la incertidumbre en los negocios.
En consecuencia, el bienestar económico dentro del imperio tuvo un incremento
rápido en comparación con el exterior.
Pronto,
ciudades-nación y tribus que no eran parte del imperio quisieron compartir los
beneficios de la pertenencia. Se unieron al imperio como aliados y aceptaron
pagar tributos e impuestos. Así, el tremendo crecimiento del Imperio Romano
ocurrió mediante enlaces de negocios, más que por la marcha de sus legiones y
el arte de la guerra. Por supuesto, los romanos debían hacer enormes esfuerzos
para facilitar los negocios con el fin de que se justificara la pertenencia de
otros. Por ejemplo, cuando los piratas amenazaban las vías marítimas, Roma,
bajo Pompeyo, envió una gran flota para subyugarlos. El costa de la
distribución internacional, y, por lo tanto, el costa del marketing
internacional, se redujo sustancialmente porque menos bienes se perdían por
acciones de los piratas. Como resultado de ello, los bienes podían ofrecerse a
menores precios, lo que a su vez se transformo en mayor demanda.
El hecho de
que los negocios internacionales eran uno de los principales factores que
mantenían unido al imperio, también puede verse en su decadencia. Cuando las
tribus bárbaras invadieron el imperio, no fue principalmente a través de
guerras y batallas prolongadas que Roma perdió terreno. Las tribus del
exterior en realidad atacaban un imperio que ya estaba muy debilitado, porque
ya no podía ofrecer los beneficios de la afiliación. Antiguos aliados ya no
veían ningún beneficio al estar asociados con los romanos y estuvieron mas que
dispuestos a cooperar con los invasores y no tener que librar prolongadas
batallas.
De igual
modo, podríamos interpretar la evolución del feudalismo europeo como una función
del comercio y el marketing. Ya que los granjeros eran privados a menudo de sus
cosechas como resultado de incursiones de otras tribus (extranjeras), o hasta
individuos, decidieron unirse para procurarse protección. Al entregar una parte
de sus ingresos a un protector, podían estar seguros de retener la mayor parte
de sus ganancias. Aunque este sistema funciono bien en un principio para
reducir el costa de producción y el costa del marketing, finalmente resulto en
la aparición del sistema feudal, que quizá no era lo que los iniciadores
buscaban.
Es
interesante que el sistema feudal fomento el desarrollo de una economía de
Estado cerrada de enfoque interno y finalmente concebida para la autosuficiencia
y la seguridad. No obstante, el comercio medieval prosperaba y se desarrollo a
través del comercio de exportación. En Italia, Holanda y los poblados Hanse
alemanes, el ímpetu del comercio era proporcionado por las actividades
comerciales entre Oriente y Occidente. Las utilidades del comercio de especias
por el Medio Oriente crearon la riqueza de Venecia y otros puertos del
Mediterráneo. Europa también importaba arroz, naranjas, tintes, algodón y seda.
A su vez, los mercaderes de Europa Occidental exportaban maderas, armas y
prendas de lana a cambio de estos artículos de lujo. Herencia perdurable de
este comercio son las muchas palabras inglesas y francesas de origen arábigo
como diván, bazar, alcachofa, naranja, tarro y tarifa.
Sin embargo,
la importancia del comercio no siempre ha persistido. Por ejemplo, en 1896, con
el fin de financiar la renovación de su palacio de verano, la Emperatriz
Tz'u-hsi embargó fondos gubernamentales que habían sido designados para
embarcaciones chinas y su armada. Como consecuencia de esto, la participación
de China en el comercio mundial se detuvo casi por completo. En las décadas
subsecuentes, China opera en aislamiento casi total, sin ninguna transferencia
de conocimientos del exterior, sin influjos de bienes importantes y sin
los
incrementos de innovación y productividad que resultan de la exposición al
comercio internacional.
En fechas más
recientes, el efecto de alejarse del comercio internacional fue resaltado en la
década de 1930. La Ley Smoot-Hawley elevo los aranceles para reducir el volumen
de las importaciones en Estados Unidos, con la esperanza de que la medida
restaurara el empleo doméstico. No obstante, el resultado fue la elevación de
aranceles y otras barreras por parte de las naciones comerciantes. Estas
medidas fueron factores que contribuyeron a la depresión mundial subsiguiente
y al colapso del sistema financiero mundial que a su vez estableció el
escenario para la Segunda Guerra Mundial.
El marketing
y el comercio internacionales también han sido vistos desde hace mucho como
herramientas valiosas para propósitos de política exterior. El uso de la
coerción económica por ejemplo, por naciones o grupos de naciones puede
trazarse hasta los tiempos de las ciudades-Estado griegas y la Guerra del Peloponeso,
o en tiempos más recientes, a las guerras napoleónicas. Los combatientes usaban
bloqueos para alcanzar la meta de producir la ruina comercial y escasez de
alimentos al dislocar el comercio. De igual modo, durante la Guerra Civil de
Estados Unidos, el Norte siguió con consistencia una estrategia de negar
oportunidades de comercio internacional al Sur y así privarlo de los ingresos
por exportaciones necesarios para importar productos que anhelaba. En la
década de 1990, la invasión iraquí a Kuwait resulto en un embargo comercial a
Irak por parte de las Naciones Unidas, con la meta de revertir la agresión.
Aunque esas restricciones al comercio a menudo no traen un cambio en la
política, ciertamente tienen un profundo impacto en el estándar de vida de los
ciudadanos de una nación.
Después de
1945, el mundo quedo dividido ideológicamente en Este y Oeste, una división que
tuvo importantes implicaciones para las relaciones comerciales. La Unión
Soviética, como líder del bloque oriental, desarrollo el Consejo para la
Asistencia Económica Mutua (CAEM 0 COMECON), que hizo énfasis en desarrollar
fuertes nexos entre los miembros del bloque soviético y desalentaba las
relaciones con el Oeste. Estados Unidos, a su vez, fue el principal proponente
de la creación de una "Pax Americana" para el mundo Occidental, impulsada
por la creencia de que el comercio internacional era la llave para la
prosperidad mundial. Muchos meses de negociaciones internacionales en Londres,
Ginebra y Lake Success (Nueva York), culminaron el 24 de marzo de 1948, en La
Habana, Cuba, con la firma de la carta para una Organización internacional de
Comercio (OIC).
Esta carta,
una serie de acuerdos entre 53 países, fue diseñada para cubrir políticas comerciales
internacionales, prácticas de negocios domésticas, acuerdos de productos,
empleo y reconstrucción, desarrollo económico e inversión internacional, y la
constitución de una nueva agencia de las Naciones Unidas que administrara todo
el conjunto. Además se inicio un Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT,
por sus siglas en inglés), con el prepósito de reducir tarifas entre los
países, y se crearon instituciones internacionales como el Banco Mundial y el
Fondo Monetario internacional.
Aunque la
Organización internacional de Comercio incorporaba muchas nociones de largo
alcance, la mayoría de las naciones se negaron a ratificarla, temiendo su
poder, su tamaño burocrático y su amenaza a la soberanía nacional. En
consecuencia, el enfoque más adelantado al comercio internacional nunca llego
a existir. No obstante, otras organizaciones concebidas al mismo tiempo
todavía existen y han realizado contribuciones importantes al mejoramiento del
comercio internacional.
La
Organización Mundial de Comercio tiene sus orígenes en el Acuerdo General de
Aranceles y Comercio (GATT, par sus siglas en ingles), del que se convirtió en
la organización sucesora en enero de 1995. Con el fin de comprender mejor la
aparición de la OMC, es apropiado hacer un breve repaso del GATT.
Este ha sido
considerado "una historia de éxito notable de una organización
internacional de la posguerra cuyo propósito nunca fue convertirla en
eso". Empezó en 1947 como una serie de reglas contra la discriminación,
procedimientos transparentes y la solución de disputas en el comercio
internacional. Una de sus herramientas más importantes es la cláusula de la
Nación Mas Favorecida (NMF), que exige a cada país miembro otorgar a cualquier
integrante del acuerdo, el tratamiento más favorable que conceda a otro país
con respecto a importaciones y exportaciones. De hecho, NMF es la cláusula de
igual oportunidad del comercio internacional. Con el tiempo, el GATT evolucionó
hasta convertirse en una institución que patrocinó sucesivas rondas de
negociaciones de comercio internacional con un enfoque clave en una reducción
de altas tarifas prevalecientes.
En los
comienzos de su existencia, el GATT logró la liberalización del comercio de
50.000 productos, representando dos tercios del comercio entre sus
participantes. En años siguientes, negociaciones especiales del GATT, como la
Ronda Kennedy y la Ronda de Tokio, redujeron aun más las barreras comerciales
y desarrollaron mejorados mecanismos para resolver disputas, mejores
provisiones relativas a los subsidios y una definición más explicita de las
reglas para controles sobre importaciones.
A pesar de, o
quizá debido a estas impresionantes ganancias, el GATT se volvió menos efectivo
con el paso del tiempo. Los derechos se habían reducido de manera dramática;
por ejemplo, la tasa de tarifas promedio de Estados Unidos se redujo de 26% en
1946, a un promedio de 5.4% en 2001. Por lo tanto, es improbable que
reducciones adicionales tengan un impacto importante en el comercio mundial. La
mayoría de las importaciones ingresan a Estados Unidos libres de impuestos, o
están sujetas a tarifas bajas. Las tarifas más altas se aplican generalmente a
las importaciones de agroalimentos o de productos del tabaco, así como a
prendas de vestir, textiles y calzado. En estas industrias, las tarifas tienden
a aumentar según el grado de su procesamiento.
Muchas
naciones desarrollaron nuevas herramientas para manejar y distorsionar los flujos
del comercio, herramientas no arancelarias que no cubrían las reglas del GATT.
Ejemplos son "acuerdos voluntarios" para restringir el comercio,
acuerdos comerciales bilaterales o multilaterales, como el acuerdo de fibras
múltiples que restringe el comercio de textiles y prendas y otras barreras no
arancelarias. También el GATT, fundado por 24 gobiernos de igual manera de
pensar, fue diseñado para operar por consenso. Con una membresía de 144, esta
regla del consenso a menudo llevo a estancamientos de muchas actividades del
GATT.
Después de
muchos años de negociaciones, a menudo contenciosas, el acuerdo de la Ronda de
Uruguay finalmente fue ratificado en enero de 1995. Como parte de esta
ratificación se creó una nueva institución, la Organización Mundial de
Comercio, que ahora es la organización "paraguas" responsable de
supervisar la puesta en práctica de todos los acuerdos multilaterales
negociados en la Ronda de Uruguay y los que se negocien en el futuro. El GATT
ha dejado de existir como institución separada y es parte de la OMC, que
también es responsable del Acuerdo General del Comercio en Servicios (GATS, por
sus siglas en inglés), acuerdos sobre aspectos relacionados con el comercio de
los derechos de propiedad intelectual (TRIPS, por sus siglas en inglés) y
medidas de inversión relacionadas con el comercio (TRIMS, por sus siglas en
inglés) y administra una amplia variedad de acuerdos sobre el comercio y las
inversiones internacionales.
La creación
de la OMC ha ampliado a un nivel importante el ámbito de los acuerdos comerciales
internacionales. Muchas de las áreas no cubiertas por el GATT, como los
servicios y la agricultura, ahora son atendidas, al menos hasta cierto grado,
por reglas internacionales, se han desarrollado procedimientos más rápidos para
solucionar disputas y el proceso de toma de decisiones ha sido depurado.
Aunque la OMC intentara seguir tomando decisiones basada en consensos, ahora
se establecen disposiciones para que las decisiones se tomen por mayoría de
votos si tal consenso no puede ser logrado.
La OMC hace
contribuciones importantes para mejores flujos de comercio e inversiones en
todo el mundo. No obstante, una exitosa OMC puede infringir la soberanía de las
naciones. Por ejemplo, solución de disputas más sencillas significa que las
decisiones se toman con mayor rapidez y que las naciones que violan las reglas
de comercio internacionales tienen confrontaciones más frecuentes. Es probable
que decisiones negativas de la OMC que afecten a grandes naciones comerciales
sean recibidas con resentimiento. Algunos gobiernos se proponen ampliar el
mandato de la OMC para que también se ocupe de causas sociales y asuntos como
las leyes laborales, competencia y libertad de emigración. Ya que muchas naciones
temen que las causas sociales sean usadas para diseñar nuevas reglas de
proteccionismo contra sus exportaciones, la adicción de tales cuestiones
pueden convertirse en un motivo clave para divisiones y disentimientos dentro
de la OMC. Grupos externos como las organizaciones no gubernamentales y
alianzas de intereses especiales creen que el comercio internacional y la OMC
representan una amenaza para sus causas.
En el 2001 se
inicio una nueva ronda de negociaciones de comercio internacional. Dado que el
acuerdo de realizarlas se tomo en la ciudad de Doha (Qatar), las negociaciones
ahora son conocidas como la "Ronda de Doha". La meta era apresurar
más la puesta en práctica de la liberalización, en particular para ayudar alas
naciones pobres y en desarrollo. Además, la meta también era extender el papel
de la OMC para cubrir más de las actividades comerciales en las que había
reglas insuficientes para su definición y estructura. Esto se debía, ya sea a
la exclusión intencional de algunos gobiernos en las primeras negociaciones, o debido
a nueva tecnología que cambia el mercado global. Ejemplos incluyen el comercio
en bienes agrícolas, reglamentos antidumping y el comercio electrónico. Por
ejemplo, en el sector agrícola, se proponía reducir las tarifas globales
promedio en productos de granja de 62 a 15% y retirar $100 mil millones de
dólares en subsidios que distorsionan el comercio global. Eliminar barreras al
comercio por parte de un tercero podría incrementar la Economía mundial en $613
mil millones de dólares, que equivale a agregar una Economía del tamaño de
Canadá a la Economía mundial.
El comienzo
de las negociaciones fue lento, porque los negociadores estadounidenses no
tenían la autoridad de "vía rápida", en la que el Congreso podría
aprobar o desaprobar los acuerdos comerciales propuestos, pero no enmendar o
cambiarlos. Sin embargo, en el verano de 2002, tal autoridad fue concedida al
presidente y las perspectivas de la Ronda de Doha mejoraron con rapidez.
A menos que
los patrocinadores del comercio y la OMC sean apoyados por sus gobiernos
miembros y otros tenedores de intereses externos en cuestiones de comercio, es
poco probable que haya avances importantes en una mayor liberalización del
comercio y las inversiones. Por lo tanto, será importante que la OMC se enfoque
en su misión central, que es la facilitación del comercio y las inversiones
internacionales, asegurándose de que existe un foro efectivo para permitir una
audiencia y logros subsecuentes de pro lemas que rodean el centro.
El Fondo
Monetario Internacional (FMI), concebido en 1944 en Bretton Woods, Nueva
Hampshire, fue diseñado para proporcionar estabilidad para el marco monetario
internacional. Obtuvo fondos de sus miembros, quienes se suscribieron a una
cuota basada en patrones de comercio esperados y pagaron 25% de la cuota en
oro o dólares y el resto en su moneda local. Estos fondos serían usados para
proporcionar a los países protección contra fluctuaciones temporales en el
valor de su moneda. Por lo tanto, la meta original del FMI fue mantener tasas
de cambio fijas entre los países.
El resultado
quizá no intencional de usar el dólar de Estados Unidos como la principal divisa
mundial fue un exceso de oferta de fondos en dólares en la década de 1960. Esto
obligó a Estados Unidos a abandonar el patrón oro y devaluar el dólar y resulto
en tasas de cambio flexibles o flotantes en 1971. Empero, aunque este cambio
importante ocurrió, el FMI es una institución que ha contribuido en mayor grado
a proporcionar liquidez internacional y a facilitar el comercio internacional.
Si bien el
sistema ha funcionado hasta ahora, en la actualidad esta bajo presiones
severas. En la década de 1980, parte de estas presiones fueron disparadas por
las deudas sustanciales incurridas por los países menos desarrollados como
resultado de créditos para el desarrollo extendidos en exceso y cambios en el
costa de los energéticos. A partir de la década de 1990, se ha dado una presión
mayor resultante de los requerimientos financieros de los antiguos países
socialistas que buscan fondos para mejorar sus economías. Además, 12 ex republicas
soviéticas se unieron al FMI. Más allá de las necesidades de estos nuevos
miembros, fluctuaciones importantes de las monedas de antiguos clientes han
estirado al límite los recursos del FMI. Por ejemplo, el 6 de septiembre de
2002, el Fondo Monetario Internacional aprobó la solicitud de Brasil por un
crédito disponible (standby) de 15
meses por US$ 30.4 mil millones para apoyar el programa económico y financiero
del país hasta diciembre de 2003. Como resultado de estas necesidades
financieras globales, el papel futuro del FMI puede ser muy diferente. Si la
institución puede movilizar a sus miembros a que proporcionen los medios
financieros para tener un papel activo, sus resultados anteriores pueden palidecer
ante las nuevas oportunidades.
Sin embargo,
al mismo tiempo, la novedad en la orientación también requerirá volver a pensar
en las reglas bajo las cuales opera el FMI. Por ejemplo, no esta claro si reglas
económicas y medidas de desempeño estrictas son aplicables por igual a todos
los países que buscan asistencia del FMI. Nuevas condiciones económicas que no
se han experimentado a la fecha, como la privatización de economías
antiguamente de planeación central, pueden requerir distintos tipos de
enfoques. Así mismo, quizá el enlace entre la estabilidad económica y la
política requieren consideraciones distintas, magnificando y cambiando, por lo
tanto, la misión del FMI.
EI Banco
Mundial, cuyo nombre oficial es el Banco Internacional para la Reconstrucción y
el Desarrollo, ha tenido un éxito similar. Se forma inicialmente en 1944 para
ayudar a los países que sufrieron la destrucción por la guerra. Después de
completar este proceso con mucho éxito, a partir de entonces ha emprendido la
tarea de ayudar al desarrollo mundial. Siendo cada vez más las naciones que
emergen del dominio colonial de las potencias mundiales de principios del
siglo XX, el banco ha hecho esfuerzos importantes para ayudar alas nuevas
economías a participar en un marco económico comercial moderno. En fechas mas
recientes, el banco ha empezado a participar de manera activa con el FMI para
resolver problemas de deuda del mundo en desarrollo y también puede desempeñar
un papel importante para llevar una economía de mercado a los antiguos
miembros del bloque oriental.
No obstante,
un importante debate rodea la efectividad de los gastos del banco. En las
décadas de 1970 y 1980, fondos importantes fueron invertidos en proyectos de
infraestructura de países en desarrollo, basados en la expectativa de que tal
inversión impulsaría rápido las economías de esos países. En retrospectiva,
parece que muchos de estos fondos fueron malgastados por regímenes corruptos y
que muchos proyectos grandes se han convertido en elefantes blancos,
produciendo poco en términos de progreso económico. Además, algunos proyectos
han tenido efectos colaterales negativos para las naciones receptoras.
Por ejemplo,
la carretera que cruza la selva tropical de Brasil ha significado una
importante migración de personas al área, alterando un muy frágil equilibrio
ecológico. El Banco Mundial ahora trata de reorientar su perspectiva, haciendo
énfasis en la construcción de instituciones y el desarrollo del capital humano
a través de inversiones en educación y la salud.
Una
diferenciación más clara de su papel como una organización que trabaja al nivel
micro de la economía, en oposición al nivel macro del FMI, probablemente cambie
los trabajos del banco.
La OMC, el
FMI y el Banco Mundial trabajan a un nivel global. Los cambios regionales también
se han dado, basados en la noción de que el comercio entre los países debe ser
alentado. De particular importancia fue la formación de bloques económicos que
integraran las actividades económicas y políticas de las naciones.
El concepto
de integración regional fue usado hace mas de 100 años, cuando Alemania
desarrollo el Zollverein. Su desarrollo actual empezó en 1952 con el establecimiento
de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, que fue diseñada para crear un
mercado común entre seis países para el carbón, el acero y el hierro. De manera
gradual, estas naciones desarrollaron una Unión Aduanal y crearon tarifas
externas comunes. La meta final contemplada era el movimiento completamente
libre de capital, servicios y personas entre fronteras nacionales y el
desarrollo conjunto de políticas internacionales comunes. A lo largo del tiempo,
las metas se han logrado en mayor grado. La Unión Europea (UE) ahora representa
un tamaño de mercado formidable en el plano interno y poder de mercado en lo
externo, y el bienestar de todos los miembros de la UE se ha incrementado de
forma sustancial desde la formación del bloque.
Acuerdos de mercado
similares han sido formados por otros grupos de naciones. Ejemplos son el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el Mercosur de América
Latina y el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). Estas uniones fueron
formadas por diferentes motivos y operan con diferentes grados de cohesión,
según es apropiado para el entorno específico. Se enfocan en cuestiones como la
formación de una unión aduanal, un mercado común, una unión económica o una
unión política. De manera simultanea con estas formaciones de bloques
económicos, el sector privado ha empezado a desarrollar instituciones de
comercio internacional propias. En particular cuando los gobiernos no son lo
bastante rápidos para atender problemas importantes de interés para los mercadólogos
globales, los negocios han tornado la iniciativa al proporcionar un foro para
la discusión de tales asuntos. Un ejemplo es el Dialogo de Negocios
Transatlánticos, que es una organización no gubernamental compuesta por líderes
empresariales de Europa y Estados Unidos. Reconociendo la ineficacia de
estándares de competencia y los lentos y contradictorios procedimientos de
prueba, el grupo busca acuerdos mutuos sobre una base por industria. Los
ejecutivos de empresas internacionales destacadas participan en este intento de
la organización de simplificar el marketing global al buscar formas de alinear
los estándares y regulaciones internacionales en los sectores farmacéutico y
de telecomunicaciones.
Las
actividades de estas instituciones demuestran que unir fuerzas en el ámbito
internacional permite que actividades de marketing internacional, mejores y
más exitosas, resulten en un mejor estándar de vida y proporcionen un
contrabalance a los grandes bloques económicos. Como en la política, el
comercio ha refutado el viejo postulado de que "el fuerte es más poderoso
solo". Las naciones han llegado a reconocer que las actividades
comerciales son de particular importancia para su bienestar económico. A largo
plazo, las actividades de exportación de una nación son la clave para el
influjo de importaciones y, por lo tanto, para la provisión de elección,
competencia y nuevas percepciones. A mediano y largo plazos, la balanza de
pagos debe mantenerse. A corto plazo, "un déficit externo puede
financiarse al reducir activos antes acumulados, o al acumular deudas con
otros países. Sin embargo, con el tiempo será necesario establecer un proceso
de ajuste para eliminar el déficit".
La urgencia
del ajuste variará de acuerdo con el país en cuestión. A algunos países les es
muy difícil obtener aceptación de un creciente numero de pagares. Otros, como
Estados Unidos, pueden tener déficits de cientos de miles de millones de
dólares y siguen siendo un deudor preferido por su estabilidad política,
seguridad económica percibida y el uso mundial del dólar estadounidense como
reserva y divisa de referencia empresarial. Tales ventajas temporales pueden
cambiar, por supuesto. Antes del surgimiento del dólar, la libra inglesa fue la
divisa de reserva de elección por muchos años.
- Presente ejemplos de los
efectos de la “Pax Americana”.
- ¿Qué quiere decir
negociaciones multilaterales?
- Con base
en lo estudiado y de acuerdo a lo acontecido comercialmente en las últimas
décadas; ¿cuáles cree usted que serán las barreras comerciales
interpuestas por los países en los próximos años?. ¿Se puede pensar en algún
mecanismo para evitar esas barreras?
- Elabore
un ensayo sobre la repercusión que ha tenido la formación de bloques
económicos en el contexto global.
- ¿Cuál
considera que es la manera más acertada de incentivar la formación de
acuerdos comerciales entre países como Colombia y bloques económicos como
por ejemplo la Unión Europea?
- ¿Cómo
considera que se están desarrollando las relaciones comerciales de
Colombia?
- ¿Qué
papel juega la tecnología en el comercio internacional?
- ¿Quiénes
son los principales teóricos del comercio internacional?. Elabore un
cuadro, compare y explique cada una de las teorías.
Bibliografía Sugerida
CHACHOLIADES,
Miltiades. Economía Internacional. Bogotá. Editorial
Mc Graw Hill. Segunda
Edición. 1992.
CZINKOTA,
Michael y RONKAINEN, Ilkka. Marketing Internacional. Editorial Thomson. Séptima
Edición. 2004
KHAMBATA,
Dara y AJAMI, Riad. Negocios Internacionales. Teoría y Práctica. Mc Milan
Publishing Co. 1992.
LEDESMA,
Carlos. Principios de Comercio Internacional. Buenos Aires. Ediciones Macchi.
Tercera Edición. 1991.
SALVATARORE,
Dominick. Economía Internacional. Bogotà. Mac Graww Hill. Tercera edición.
1992.
TORRES
GAYTAN, Ricardo. Teoría del Comercio Internacional. México. Editorial Siglo
XXI. Novena Edición, 1980.
TUGORES QUES,
Juan. Economía Internacional, Globalización e Integración Regional. Editorial Mc Graw Hill. Sexta Edición. 1996
Direcciones
Electrónicas
www.worldbank.org/
www.wto.org